En un contexto de creciente tensión en Medio Oriente, Irán ha incrementado su actividad en la región, destacándose por sus hostilidades tanto contra Israel como contra las fuerzas de Estados Unidos. Un acto representativo de esta escalada fue el asalto a la base aérea iraquí de Al-Asad, ocupada por tropas estadounidenses, mediante un bombardeo de misiles balísticos y cohetes llevado a cabo por agentes iraníes en Irak. Este ataque causó heridas leves a varios miembros del personal de EE. UU.
Según el Comando Central de EE. UU., militantes alineados con Irán efectuaron el ataque a la base de Al-Asad, localizada en el oeste de Irak, alrededor de las 18:30 horas del 20 de enero, hora de Bagdad. A pesar de que la defensa antiaérea de la base neutralizó la mayoría de los proyectiles, algunos alcanzaron su objetivo. Se está evaluando el alcance de los daños y se examina a miembros del personal estadounidense por posibles lesiones cerebrales traumáticas. Además, se informó de un herido en las fuerzas de servicio de Irak.
El sábado, Irán tuvo una jornada de intensas operaciones en la región. En Siria, registraron bajas significativas, mientras que en Irak, llevaron a cabo ataques. En Damasco, varios integrantes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) de Irán murieron. Además, en diciembre, Razi Mousavi, un alto cargo del CGRI, falleció en Siria, con el ayatolá Ali Jamenei presidiendo su funeral.
En Yemen, Irán también ha sufrido contratiempos. A pesar de los continuos ataques marítimos de los hutíes, apoyados por Irán, el sábado, Estados Unidos llevó a cabo una acción decisiva: “Fuerzas del Comando Central de EE. UU. atacaron un misil antibuque hutí en el Golfo de Adén, listo para ser lanzado, que representaba una amenaza para barcos comerciales y militares en la región, y lo destruyeron”, según declaraciones del Comando Central de EE. UU.
Asimismo, el mismo día, 20 miembros de Hezbolá, respaldados por Irán, mantuvieron sus amenazas hacia Israel. Israel respondió con aviones de combate atacando instalaciones de Hezbolá, un puesto de observación y una estación de lanzamiento en Al-Adisa, al sur de Líbano. Además, los tanques de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contrarrestaron una amenaza en la zona del monte Dov, según reportes de las FDI.
Ante estos eventos, los líderes iraníes deben considerar detenidamente sus futuras acciones en la región, enfrentándose a una variedad de conflictos que van desde Gaza y Judea y Samaria hasta Líbano, Siria, Irak y Yemen. Este panorama desafiante pone a prueba la capacidad de Irán para mantener su influencia en todos estos frentes, a pesar de su historial en la formación de apoderados y la inversión de recursos en estas áreas.
Los medios iraníes han mostrado interés particular en Judea y Samaria, enfocándose en Jenín y otros lugares de influencia de la Yihad Islámica palestina. Además, Irán tiene otros objetivos estratégicos en mente.
Recientemente, lanzaron un satélite al espacio y están atentos a las tensiones internas en el gabinete de guerra israelí, así como a las demandas recientes de Hamás en Gaza, evaluando cómo continuar su apoyo al grupo. Esta situación refleja la cautela de Irán al considerar sus movimientos futuros, ya que una escalada en Siria, Irak y el mar Rojo podría llevar a pérdidas significativas, desafiando sus ambiciones regionales a largo plazo.
En el ataque a la base aérea de Al-Asad, Irán empleó misiles balísticos y cohetes. Este arsenal demuestra la capacidad militar de Irán para realizar operaciones ofensivas significativas, reflejando un alto nivel de sofisticación y alcance en su armamento. Los misiles balísticos, en particular, son un componente clave de la estrategia militar iraní, capaces de alcanzar objetivos a larga distancia con considerable precisión.
Ante el ataque marítimo de los hutíes, apoyados por Irán, las fuerzas del Comando Central de EE. UU. tomaron una acción decisiva. Destruyeron un misil antibuque hutí en el Golfo de Adén que representaba una amenaza inminente para barcos comerciales y militares en la región. Esta respuesta subraya la capacidad de EE. UU. para contrarrestar amenazas asimétricas y proteger intereses marítimos estratégicos en zonas de alta tensión.
En Siria, los ataques de Irán resultaron en bajas significativas, especialmente entre los integrantes del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Estas operaciones evidencian el compromiso activo y la presencia militar de Irán en el conflicto sirio, subrayando su influencia y las implicaciones de su intervención en la región, tanto en términos de costos humanos como de estabilidad regional.
Frente a las amenazas de Hezbolá, respaldadas por Irán, Israel respondió con ataques aéreos, impactando instalaciones de Hezbolá, un puesto de observación y una estación de lanzamiento en Al-Adisa, sur de Líbano. Además, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) contrarrestaron una amenaza en la zona del monte Dov. Esta respuesta refleja la postura defensiva y proactiva de Israel ante amenazas en su frontera.
La situación regional desafiante afecta la estrategia de Irán, poniendo a prueba su capacidad de mantener influencia en múltiples frentes, desde Gaza y Judea y Samaria hasta Líbano, Siria, Irak y Yemen. Irán debe sopesar cuidadosamente sus movimientos futuros, evaluando las posibles consecuencias de una escalada en Siria, Irak y el mar Rojo, que podrían resultar en pérdidas significativas y desafiar sus ambiciones regionales a largo plazo.