Si Biden y su equipo logran sus objetivos, el “día después” será idéntico al día anterior. Según el Plan de Biden, los mismos terroristas gobernarán Gaza pero con diferentes nombres: Hamás se convertiría en “Autoridad Palestina”, “OLP”, “Fatah”, y Yahya Sinwar en Mahmud Abbas. Me pregunto cuál es la diferencia entre estos.
Este escenario me recuerda al juego de trile en Nueva York, donde el estafador baraja las cartas de tal manera que él siempre gana y tú pierdes.
El Plan Biden/Blinken parece ser una mala apuesta que los israelíes probablemente rechazarán, a pesar de que ya se está armando un montaje contra Israel tanto públicamente como en secreto. Abbas se está haciendo kosher para su gran movimiento.
Durante la presidencia de Trump, la idea de una “solución de dos Estados” se mencionó raramente, lo cual fue un alivio. Para mí, esa frase evoca escalofríos y repulsión, comparable a usar un término racialmente ofensivo hacia una persona, lo que denota falta de respeto, animadversión y odio sin justificación.
- Dice que los judíos son solo media persona y, por tanto, merecen solo la mitad de un país. Eso es racismo puro.
- Dice que los israelíes son usurpadores, solo alquilan, mientras que los árabes palestinos son los verdaderos propietarios. Eso es puro fanatismo y absolutamente retrógrado.
- Dice que, si los judíos desean quedarse, deben hacerlo como mendigos y, por tanto, deben ceder Jerusalén a los árabes palestinos.
- Dice que los judíos no pueden prosperar ni expandir la tierra hasta que se les conceda el permiso de Estados Unidos y de todo el mundo.
- Dice que los judíos deben estar siempre dispuestos a arrancar el corazón de su propia tierra para implantar un Estado árabe palestino.
- Dice que los judíos deben estar siempre dispuestos a ser desarraigados, como en Gaza, siempre que el mundo diga: “haced lo que decimos”.
- Dice que después de dos mil años de estar dispersos, y de llegar finalmente a su destino, los judíos deben volver al lugar de donde vinieron, que resulta ser Israel.
- Dice que los judíos no son dueños de su propio destino, y que siempre deben plegarse a la voluntad de sus enemigos.
Esta línea de pensamiento, que los judíos no son dueños de su destino y deben someterse a la voluntad de sus enemigos, es alarmantemente similar al plan promovido por la actual Casa Blanca. Israel, por tanto, debe luchar y ganar esta guerra en sus propios términos.