En Israel, como judíos, estamos inmersos en una confrontación acelerada con el mundo. Esta aceleración es consecuencia de una decisión inquebrantable: elegir vivir.
Lo más claro en esta guerra, iniciada el 7 de octubre, es que no se trata de “asentamientos”, de justicia social, ni de Netanyahu. No. Se trata únicamente del hecho indiscutible de que somos judíos y hemos tomado la firme decisión de vivir. Nuestro deseo es simple: vivir.
Durante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, una imagen del rehén israelí Kfir Bibas acompañó las palabras del presidente de Israel, Isaac Herzog. Esta semana, Herzog expresó que los israelíes son incapaces de contemplar un proceso de paz con los árabes palestinos en la actualidad.
“Si consultas el estado mental del israelí promedio hoy, encontrarás que nadie, en su juicio cabal, está dispuesto a debatir sobre posibles soluciones de paz. La pregunta predominante es: ¿Podemos esperar seguridad real en el futuro? Todo israelí anhela la certeza de no ser atacado desde el norte, el sur o el este”, afirmó Herzog, exlíder del partido Laborista de centro-izquierda.
“Para retomar la idea de dividir la tierra, negociar la paz o dialogar con los palestinos, es imperativo, primero, abordar el trauma emocional que estamos sufriendo y la necesidad y exigencia de una completa sensación de seguridad para todos”, agregó Herzog hace unas semanas.
Estados Unidos está pasando por alto la voluntad del pueblo israelí y aspectos cruciales. Israel ha realizado enormes sacrificios, incluyendo la retirada de Gaza y el desplazamiento de 8000 personas, entre otros. Ahora, tras el 7 de octubre, el interés en un estado árabe palestino se ha esfumado, independientemente de los deseos de América.
Los árabes palestinos, por su parte, tampoco buscan una solución de dos Estados, como han mostrado y demostrado. Su objetivo es un Estado árabe en lugar de Israel. Actualmente, los árabes palestinos residen en Israel, pero el Estado que Estados Unidos promueve es un Estado antisemita que excluye a los judíos.
No existe un camino viable hacia una solución de dos Estados, con o sin Netanyahu. La única solución de dos Estados implicaría la inexistencia de un Estado judío. La persistente presión de Estados Unidos está fortaleciendo a la derecha en Israel. Aunque muchos israelíes no apoyan a Netanyahu por diversas razones, el asunto central no es Netanyahu, sino la supervivencia del Estado judío.