Las negociaciones diplomáticas de alto riesgo casi nunca se desarrollan a la vista del público. Sin embargo, eso fue precisamente lo que ocurrió durante la tensa reunión del viernes en la Casa Blanca entre el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y el presidente Donald Trump.
Nada salió según lo planeado.
Lo que debía ser un encuentro amistoso con la prensa en el Despacho Oval se convirtió en un acalorado enfrentamiento sobre las garantías de seguridad para Ucrania y el apoyo de Estados Unidos a un país en guerra.
El equipo de Trump creía tener listo un acuerdo para la inversión estadounidense en minerales raros de Ucrania. Solo faltaban un almuerzo distendido, una ceremonia de firma y una conferencia de prensa conjunta para sellar el pacto.
Trump se mostraba optimista el día anterior, cuando se reunió con el primer ministro británico, Keir Starmer, quien pareció respaldar la iniciativa. También se mostró positivo respecto al acuerdo a principios de la semana, tras su encuentro con el presidente francés Emmanuel Macron.
Ambos líderes europeos han aprendido a comunicarse con Trump, a diferencia de Zelenski, quien habló más para su audiencia en casa que para el público estadounidense, ante el cual Trump ha prometido poner fin a la guerra.
Zelenski optó por negociar a través de los medios, en tiempo real, con Trump, JD Vance y Marco Rubio sentados a su lado. Con los brazos cruzados, reiteró su exigencia de garantías de seguridad concretas —promesas al nivel de la OTAN— antes de aceptar un alto el fuego.
Negociaciones tan duras como esta son comunes en situaciones de alto riesgo, pero suelen darse a puerta cerrada, no en directo ante las cámaras en el Despacho Oval.
Trump reaccionó con visible incomodidad. Como negociador, se enorgullece de ser quien cierra los tratos, no de regatear ante las cámaras.
Confía en que el Kremlin no se atrevería a desafiarlo y romper un alto el fuego. “Lo rompieron con Biden. Lo rompieron con Obama”, espetó a Zelenski. “A mí me respetan”.
Vance no tardó en señalar un hecho incómodo: la escasez de tropas en Ucrania. Cuando destacó que el país tiene un número decreciente de soldados para reemplazar sus bajas, Zelenski le respondió tajante: “¿Has estado en Ucrania?”.
Zelenski buscaba recalcar que su país ha estado “peleando solo”. Trump vio una falta de respeto.
Ambos jugaron duro, pero con estrategias distintas.
Trump intentó transmitir que ofrecía a Ucrania un salvavidas: inversión estadounidense como escudo. Zelenski lo consideró, en el mejor de los casos, una solución a medias.
Lo que debía ser una victoria sencilla para ambas partes terminó en un enfriamiento total de relaciones.
La Casa Blanca canceló el almuerzo con Zelenski y la ceremonia de firma. El presidente ucraniano salió de inmediato sin acompañar a Trump a su despedida.
Trump dio por terminado el acuerdo. “He determinado que el presidente Zelenski no está listo para la paz si Estados Unidos está involucrado”, publicó en Truth Social. “Faltó al respeto a los Estados Unidos de América en su preciado Despacho Oval. Puede volver cuando esté listo para la paz”.
El acuerdo sobre los minerales está oficialmente muerto por ahora. Quizás también las negociaciones con Ucrania.
Esto supone una gran prueba para Zelenski. La propuesta de Trump era un ingenioso atajo diplomático: convertir el beneficio económico en un compromiso estratégico, asegurando el interés de EE. UU. en Ucrania sin la complejidad de los tratados tradicionales.
La insistencia de Zelenski por más garantías lo echó todo por tierra, dejando a ambas partes en peor situación.
Ahora, ¿cómo puede Zelenski recomponer la relación?
Vance dejó una pista en medio del choque.
Señaló que Zelenski no ha expresado un “gracias” por los miles de millones que EE. UU. ha destinado a la supervivencia de Ucrania, no como una forma de adular a Trump, sino como un reconocimiento al contribuyente estadounidense que paga la factura.
Quizás ese sea el mejor hilo del que tirar: dejar de lado la negociación agresiva y adoptar un tono de gratitud. Pasar de las exigencias a la asociación y mostrar que está dispuesto a llegar a un acuerdo.
No se trata de humillarse. Los estadounidenses necesitan saber que Zelenski valora su ayuda y la agradece.
Ya lo expresó durante la administración Biden-Harris. Debería repetirlo al hablar con Trump.
Y Trump debería mostrarse receptivo.
Dar marcha atrás podría ser la única forma de retomar las negociaciones de paz.