Sin contar con información clasificada, pero en línea con el historial conocido de la Fuerza Aérea Israelí, la operación militar de Israel en Irán de la semana pasada se ejecutó de manera impecable, tanto en su planificación como en su ejecución.
Antes de comenzar la operación, Israel aparentemente obtuvo una serie de concesiones por parte de Estados Unidos, entre ellas el despliegue de baterías de defensa de área a gran altitud (THAAD), a cambio de que Israel evitara atacar sitios estratégicos energéticos y nucleares en Irán.
Durante su trayecto hacia Irán, Israel destruyó radares y defensas antiaéreas en Siria e Irak. Una vez en Irán, la operación incluyó lo siguiente:
- La neutralización de sistemas de defensa antiaérea y antimisiles, crucial no solo para esta ofensiva sino también para futuras operaciones.
- El ataque a instalaciones de producción de misiles balísticos y, posiblemente, de drones.
- El debilitamiento moral del régimen iraní, fomentando la oposición interna y presionando al gobierno hacia una represalia que sería arriesgada en un futuro cercano.
- De acuerdo con los informes, no se registraron daños a civiles, evitando así la posibilidad de un efecto de “unión patriótica”.
- La operación no desencadenó ataques iraníes contra instalaciones petroleras de países árabes, lo cual habría generado un impacto negativo para Estados Unidos, la Unión Europea y China, pero beneficioso para Rusia.
- Tampoco afectó el proceso electoral en Estados Unidos.
- Se presume que se dañó el complejo tecnológico de Parchin, una instalación militar al sureste de Teherán, considerada “objetivo legítimo” en esta etapa, pero en realidad utilizada para experimentos relacionados con armas nucleares.
- No se reportaron pérdidas de pilotos ni de aviones israelíes.
- Finalmente, la operación sirvió como un “ensayo general” para un futuro ataque contra instalaciones nucleares de mayor importancia en Irán, que podría tener lugar entre las elecciones y la toma de posesión del próximo presidente estadounidense.
La capacidad demostrada por la Fuerza Aérea Israelí es realmente impresionante. En menos de 24 horas, logró impactar objetivos militares en Gaza, Líbano, Siria, Irak e Irán. Yemen, aunque en esta ocasión fue excluido, ha sido atacado en dos ocasiones en el pasado reciente.
Actualmente, solo dos países en Occidente parecen tener la capacidad para llevar a cabo operaciones de esta magnitud: Estados Unidos e Israel. Sin embargo, mientras que Estados Unidos tiende a centrarse en operaciones defensivas, Israel no tiene esas limitaciones.