Erdogan ordena a Turkish Airlines y Pegasus cancelar vuelos a Israel, usando su control sobre la aviación turca para presionar políticamente.
Erdogan maniobra la aviación turca contra Israel
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha orquestado la suspensión de vuelos de las aerolíneas Turkish Airlines y Pegasus al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv, una medida que no responde a motivos comerciales ni de seguridad, sino a una clara decisión política. Esta acción refleja el control que el gobierno turco ejerce sobre la industria de la aviación del país, utilizando a las principales aerolíneas como herramientas para avanzar en su agenda internacional. Turkish Airlines, la décima aerolínea más grande del mundo, y Pegasus, una de las principales aerolíneas de bajo costo de Turquía, han renunciado a sus slots (ventanas de tiempo para despegues y aterrizajes) en el aeropuerto israelí, generando un impacto significativo en la conectividad aérea entre ambos países.
El gobierno turco posee una participación del 49.12% en Turkish Airlines, una compañía con una capitalización de mercado de 11.43 mil millones de dólares y una flota que opera en más de 300 destinos a nivel global. Por su parte, Pegasus está controlada por ESAS Holdings, que tiene el 52.81% de las acciones. El presidente de ESAS, Ali Sabanci, mantiene una relación cercana con Erdogan, lo que refuerza la influencia del gobierno en las decisiones de la aerolínea. Según el diario turco Evrensel, Pegasus reportó una ganancia neta de 880 millones de dólares en los últimos dos años y ha adquirido 44 nuevos aviones mediante subvenciones estatales, una práctica común del gobierno de Erdogan para consolidar su control sobre empresas estratégicas a través de incentivos fiscales.
La suspensión de vuelos se enmarca en un contexto de tensiones entre Turquía e Israel, exacerbadas por la postura de Erdogan en la guerra de Gaza. En mayo de 2024, Turquía anunció un boicot comercial contra Israel, suspendiendo exportaciones e importaciones, una medida que afectó a sectores clave como la construcción y la tecnología. La decisión de las aerolíneas de cancelar sus rutas a Israel se alinea con esta política, que busca presionar al gobierno israelí liderado por Benjamin Netanyahu. Datos de la Autoridad de Aviación Civil de Israel indican que, antes de la suspensión, Turkish Airlines operaba hasta 14 vuelos semanales entre Estambul y Tel Aviv, mientras que Pegasus ofrecía conexiones frecuentes, especialmente para viajeros de bajo costo.
La influencia de Erdogan en la aviación no es nueva. Desde que asumió el poder, su administración ha utilizado la industria aérea como un instrumento de proyección internacional. La expansión de Turkish Airlines, que pasó de operar 170 aviones en 2003 a más de 400 en 2024, se logró en parte gracias a subsidios estatales y políticas que favorecieron su crecimiento frente a competidores. Asimismo, Pegasus ha recibido apoyo gubernamental para modernizar su flota, lo que le permitió adquirir aviones de última generación, como los Airbus A320neo, según reportes de la prensa turca.
Datos clave sobre el control de Erdogan en la aviación turca
- Participación estatal: El gobierno turco posee el 49.12% de Turkish Airlines, consolidando su influencia en la aerolínea insignia.
- Pegasus y ESAS: ESAS Holdings, con 52.81% de Pegasus, está liderada por Ali Sabanci, aliado de Erdogan.
- Subvenciones: Pegasus adquirió 44 aviones con fondos estatales, según Evrensel.
- Impacto económico: Turkish Airlines tiene una capitalización de 11.43 mil millones de dólares; Pegasus reportó 880 millones de dólares en ganancias.
- Rutas canceladas: Turkish Airlines operaba 14 vuelos semanales a Tel Aviv antes de la suspensión.
Impacto y contexto de la suspensión de vuelos a Israel
La cancelación de vuelos por parte de Turkish Airlines y Pegasus ha generado disrupciones en los viajes entre Turquía e Israel, afectando tanto a pasajeros como al turismo y los negocios. Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), las rutas entre Estambul y Tel Aviv eran de las más transitadas en la región, con un flujo anual de más de 500,000 pasajeros antes de la suspensión. La medida también ha impactado a viajeros europeos que usaban Estambul como centro de conexión para vuelos hacia Israel y otros destinos en el Medio Oriente.
En el ámbito político, la decisión refuerza la postura de Erdogan como líder regional que busca proyectar influencia en el mundo musulmán. En octubre de 2024, Erdogan anunció en un discurso en Ankara que Turquía intensificaría sus medidas contra Israel hasta que “cesen las hostilidades en Gaza”. Esta retórica se ha traducido en acciones concretas, como la suspensión comercial y ahora la cancelación de vuelos. Sin embargo, algunos analistas señalan que estas medidas también tienen un impacto doméstico, ya que refuerzan el apoyo de Erdogan entre sectores conservadores y nacionalistas en Turquía.
El control gubernamental sobre la aviación turca se extiende más allá de Turkish Airlines y Pegasus. Aeropuertos clave, como el Aeropuerto Internacional de Estambul, operado por IGA, una empresa con vínculos con el gobierno, han sido utilizados para proyectar el poder económico de Turquía. Este aeropuerto, inaugurado en 2018, manejó 76 millones de pasajeros en 2024, según datos de IGA, consolidándose como uno de los más importantes de Europa. La suspensión de vuelos a Israel no ha afectado significativamente el tráfico en este hub, pero sí ha reducido la presencia turca en el mercado aéreo israelí.
La medida de Erdogan también se produce en un momento en que Turquía busca fortalecer su posición en foros internacionales. En septiembre de 2024, Turquía solicitó formalmente su ingreso al bloque de los BRICS, una movida que refleja su interés en diversificar alianzas más allá de Occidente. La suspensión de vuelos a Israel puede interpretarse como parte de esta estrategia, alineándose con países que han criticado las políticas de Israel en Gaza. Sin embargo, esta decisión no ha estado exenta de críticas internas. Algunos sectores de la industria turística turca han expresado preocupación por la pérdida de ingresos derivados de los viajeros israelíes, que representaban un mercado de 200 millones de dólares anuales, según la Cámara de Comercio de Estambul.