Paul Reubens, conocido por su papel de Pee-Wee Herman, un peculiar personaje con traje gris y pajarita roja, cuya risa se volvió icónica entre su público, ha fallecido a los 70 años, según informó un mensaje en su cuenta de Instagram.
La despedida de un actor versátil y querido
Reubens falleció durante la noche, después de una extensa lucha contra el cáncer. La noticia de su deceso fue acompañada por un sentido homenaje en redes sociales, destacando su talento, su lugar en la historia de la comedia y su notable generosidad de espíritu.
En un mensaje pregrabado dirigido a sus seguidores, Reubens expresó su remordimiento por no haber compartido públicamente su batalla de seis años contra la enfermedad. Mostró su afecto y respeto hacia sus seguidores, asegurando que siempre disfrutó creando arte para ellos.
Traza de controversia en su carrera
La trayectoria de Reubens se vio interrumpida en 1991, cuando fue arrestado bajo acusaciones de exhibicionismo en un cine para adultos. Aunque se declaró inocente, debió realizar 75 horas de servicio comunitario. Posteriormente, en 2004, se declaró culpable de un delito menor por posesión de material obsceno en Los Ángeles, lo que le llevó a cumplir tres años de libertad condicional.
El inicio y auge de Pee-Wee Herman
Reubens, nacido como Paul Rubensfeld en 1952 en Peekskill, Nueva York, empezó su carrera en la comedia y el teatro en la década de 1970, siendo parte de la compañía The Groundlings de Los Ángeles. En 1982, cobró notoriedad al protagonizar “The Pee-Wee Herman Show”, un popular espectáculo teatral de Los Ángeles, con un personaje de su propia creación.
En 1986, surgió el programa de televisión “Pee-Wee’s Playhouse”, que se transmitía los sábados por la mañana, impulsando aún más la carrera de Reubens. Este programa también fue el precursor de dos películas protagonizadas por el mismo personaje.
Pee-Wee Herman: Un personaje que trascendió
El singular lenguaje corporal, las expresiones faciales y las frases de Reubens como Pee-Wee Herman proporcionaban a los seguidores lecciones morales sátiras e inusuales. Su lugar de residencia en el show, conocido como la casa de juegos de Pee-Wee, estaba poblado de titiriteros disfrazados de objetos que hablaban y tenían personalidad, entre ellos, su querido sillón, Chairy, y los animados girasoles de la ventana, junto a otros estrafalarios personajes.