La serie “Kafka” explora la vida del célebre escritor alemán, destacando su creatividad y las complejidades de su existencia.
Una representación teatral y una vida llena de imaginación
En la nueva miniserie “Kafka”, una compañía de teatro yiddish de Europa del Este realiza una gira por Praga. En una escena, Franz Kafka, el prodigio literario judío alemán, asiste a una cena de Shabat poco convencional. Cuatro actores, dos de ellos vestidos de mujer, imitan a una familia de un shtetl, acompañados por músicos que tocan el bajo, el violín y el acordeón. El patriarca lanza un ultimátum contra las discusiones en Shabat y recita una bendición, interrumpido por un familiar indignado que le arroja el contenido imaginario de un cuenco.
Fascinado, Kafka imagina un cuenco de sopa real, con fideos y todo, arrojado sobre la cabeza de su propio padre autoritario, Hermann. Esta escena dentro de una escena dentro de otra escena caracteriza la creatividad de la serie sobre el célebre autor de principios del siglo XX. “Kafka” se emitió por primera vez en la televisión nacional alemana en junio, 100 años después de la muerte del escritor por tuberculosis en 1924, con el actor suizo-israelí Joel Basman en el papel principal.
Disponible en la plataforma de transmisión ChaiFlicks, la serie fue concebida por el productor y dramaturgo alemán David Schalko, quien coescribió la serie con el novelista alemán Daniel Kehlmann. “Nos preocupaba que todo el mundo tuviera una idea de cómo era Kafka y cómo se debía mostrar. Mucha gente decía: ‘Eso no puede funcionar, ningún actor podría interpretar a Kafka’. Creo que Joel hizo un trabajo maravilloso interpretando a Kafka”, dijo Kehlmann.
Un vistazo a la vida cotidiana y profesional de Kafka
Kafka no se dedicaba a la escritura de manera profesional; trabajaba como abogado en el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo de Praga. Su padre lo obligó a dirigir una fábrica de amianto. En una tierra de cerveza y albóndigas, Kafka comía raramente y, cuando lo hacía, masticaba la comida no menos de 40 veces, siguiendo el consejo del doctor Horace Fletcher.
Su vida amorosa también era complicada. Un compromiso temprano con Felice Bauer terminó después de que Kafka retrasara la boda. Más tarde, tuvo un romance con su traductora checa casada, Milena Jesenska. En la pantalla, esta relación se esfuma tras un día en el Wienerwald. Sin embargo, al final de la serie, queda claro que Kafka inspiró amor en quienes lo rodeaban, reflejado en el cuidado de su tercera amante, Dora Diamant, y su mejor amigo, Max Brod.
La serie tiene un origen inusual. Schalko y Kehlmann, amigos desde hace ocho años, decidieron adaptar la biografía de Kafka en tres volúmenes de Reiner Stach. Aunque tomó dos años conseguir financiación, finalmente Schalko contactó con la televisión nacional alemana y trajo a Kehlmann y a Stach, quien tuvo pleno poder de veto mientras enfrentaban los desafíos de presentar a Kafka a una audiencia contemporánea.
Desafíos de recrear la vida de Kafka en la pantalla
La serie utiliza los diarios y cartas de Kafka para dar voz al escritor, ya que no existen registros de su voz real. Kafka había instado a sus allegados a destruir su correspondencia tras su muerte, pero fueron desobedecidos. Entre ellos estaba Brod, que sacó de contrabando los papeles de Kafka de la Europa ocupada por los nazis. Algunas decisiones editoriales cuestionables resurgen en el primer episodio. También se incluyó una carta de más de 100 páginas a Hermann, no enviada, pero conservada para la posteridad.
En un viaje para ver a artistas de teatro yiddish, Kafka demuestra su ingenio. Sus amigos debaten sobre el futuro de los judíos de Europa y le preguntan su postura. Kafka cita su famosa observación autocrítica sobre el judaísmo: “¿Qué tengo en común con los judíos? Casi no tengo nada en común conmigo mismo y debería quedarme muy quieto en un rincón, contento de poder respirar”.
Kafka tenía una relación complicada con su ascendencia judía. Según la serie, creció en una familia judía de clase alta de Praga, con su padre Hermann, propietario de una tienda de “artículos y accesorios de lujo para señoras”, su madre Julie y sus hermanas Elli, Valli y Ottla. Muchos de sus amigos, incluido Max, y dos de sus tres amantes, Felice y Dora, eran judíos. Milena, su amante checa, estuvo casada con un judío y más tarde dio refugio a judíos durante la ocupación nazi.
Impacto del Holocausto en la vida de Kafka y su círculo
El Holocausto se cobró la vida de las tres hermanas de Kafka y de Yitzchak Lowy, una estrella del teatro yiddish que fascinó a Kafka. Milena, detenida en 1939, murió en el campo de concentración de Ravensbruck en 1944. Yad Vashem la honró con la designación de Justa entre las Naciones en 1994.
“Kafka vivió en un mundo que fue completamente destruido por los nazis”, dijo Kehlmann, cuyo padre sobrevivió a un campo de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. “Escribir la serie me resultó muy personal”. Kehlmann, que se interesó cada vez más por el mundo que rodeaba a Kafka, dijo: “Me encanta Kafka. Me interesé por la Praga y Viena literarias entre 1905 y 1924”.
La serie de seis episodios, con suntuosos interiores y escenas panorámicas, cubre eventos trascendentales como la Primera Guerra Mundial, la pandemia de gripe española y la aparición del cometa Halley en 1910. Un narrador omnisciente da contexto y conversa con los personajes a mitad de escena, difuminando los límites de la realidad, al igual que Kafka lo hacía en sus obras.
Perspectivas y técnicas narrativas en la serie
La trama no es lineal, como las obras de Kafka, y cada episodio se presenta desde la perspectiva de alguien en la vida del escritor. Los episodios uno y dos transmiten las perspectivas de Max, su mejor amigo, y Felice, su primer amor serio, respectivamente. El tercer episodio examina la relación de Kafka con su familia, el judaísmo y el sionismo.
Los mundos judíos asimilados y tradicionales chocan cuando Franz trae a casa a un invitado a cenar: Lowy. Los modales del actor son impecables, pero en su tercera visita, su charla sobre Dios y el judaísmo perturba tanto a Hermann que le piden que se vaya. Hermann lo llama “alimañas”, mientras Franz contempla la novela que se convertirá en “La metamorfosis”. En su mente, Kafka maneja la trama con él mismo como Samsa y su familia como los personajes.
La serie incluye un insecto gigante en esta recreación: una chinche apestosa en lugar de una cucaracha. “Ha inventado una técnica increíble”, dijo Kehlmann. “Imágenes oníricas y surrealistas que nunca se explican, simplemente se usan como algo natural”. Kehlmann resaltó la influencia de Kafka en su forma de escribir.
Desafíos de Kafka para completar sus historias
Kehlmann señaló que Kafka tenía dificultades para terminar sus historias debido a su alta exigencia. “Tenía una idea elevada de lo que era escribir, de lo que se debe sentir al escribir en serio: un estado hipnótico, de estar absolutamente uno con uno mismo. Lo que escribes tiene que ser absolutamente perfecto”.
Por esta razón, Kafka no completaba muchas de sus obras. Sin embargo, su influencia en la literatura y su capacidad para fusionar la realidad cotidiana con la de los sueños lo convirtieron en uno de los mayores escritores de vanguardia literaria.
La miniserie “Kafka” ofrece una visión profunda y detallada de la vida y obra del escritor, presentando su complejidad y su genio creativo en un formato accesible para la audiencia contemporánea.