El próximo miércoles, se espera que el avión privado del filántropo Silvan Adams aterrice en Israel. Entre los pasajeros más destacados que llegarán en el vuelo estará la cantante Madonna.
Madonna actuará en el Festival de la Canción de Eurovisión en Tel Aviv, que se llevará a cabo esta semana. Dirigirá una delegación de 135 personas, incluidos 40 miembros de un coro encabezado por el rapero Quabo, 25 bailarines y docenas de profesionales que están a cargo de la coreografía, el escenario, la iluminación y el videoarte.
“Es un gran honor traer a Madonna a Israel para participar en la competencia musical más grande del mundo”, dijo Adams.
El año pasado, Adams ayudó a traer la prestigiosa carrera de bicicletas Giro d’Italia a Israel por primera vez.
El miércoles, Roger Waters pidió a Madonna que cancele su rumoreada actuación en las finales de Eurovisión en Tel Aviv el 18 de mayo, afirmando que “normaliza la ocupación, el apartheid, la limpieza étnica, el encarcelamiento de niños y la matanza de manifestantes desarmados”.
“Me acusan rutinariamente de ser antisemita”, escribió Waters en una carta abierta publicada por The Guardian. “Esa acusación puede ser usada como cortina de humo para desviar la atención y desacreditar a aquellos que sacan a la luz los crímenes de Israel contra la humanidad”.
“Debo señalar que apoyo la lucha por los derechos humanos para todos los pueblos oprimidos en todo el mundo. La religión del opresor no está aquí ni allá”, dijo.
Roger Waters, mejor conocido como un ex miembro de Pink Floyd que concibió la ópera rock “The Wall”, ha sido un apasionado partidario de la llamada “causa palestina” y ha enfurecido a los israelíes por los llamamientos a un boicot cultural al Estado Judío.
El furor causado por Madonna no es más que el último desarrollo de la campaña para boicotear la final de Eurovisión. En Gran Bretaña, figuras culturales como los músicos Peter Gabriel y Roger Waters, los actores Julie Christie y Miriam Margolyes, los directores Ken Loach y Mike Leigh y el escritor Caryl Churchill firmaron una carta pidiendo a la BBC que presionara para que la final se trasladara a otro país basándose falsamente en la supuesta “violación sistemática de los derechos humanos de los palestinos” por parte de Israel.