Alan Arkin, el inigualable intérprete que dominó la gran pantalla con su talento y diversidad, falleció a los 89 años. Desde sus orígenes humildes en Brooklyn, hijo de inmigrantes judíos ucranianos y alemanes, Arkin marcó un camino destacado en la industria cinematográfica, conquistando numerosos roles emblemáticos y distintivos a lo largo de su vida.
Primera etapa: de Brooklyn al estrellato
La pasión de Arkin por la actuación emergió en la infancia, alimentada por una dieta constante de cine, teatro y música. Su talento interpretativo fue agudizado mediante el estudio del método Stanislavski y su participación en la compañía de comedia de improvisación Second City.
Su inusual habilidad para cambiar de personaje le permitió adoptar una variedad de roles, desde un oficial de submarinos ruso hasta un dentista de Manhattan metido en un inesperado plan de espionaje.
Alan Arkin: Un campeón del Oscar
En 2007, Arkin se convirtió en el sexto ganador de mayor edad del Oscar al mejor actor de reparto por su papel en “Little Miss Sunshine”. La versatilidad de Arkin y su capacidad para impregnar roles cómicos con patetismo y roles serios con humor sardónico marcaron su singularidad en la industria. Hasta los últimos días de su vida, siguió trabajando en papeles memorables, como el de Norman Newlander en la serie de Netflix “The Kominsky Method”.
A lo largo de su carrera, Alan Arkin brilló en una variedad de papeles, desde un vendedor paranoico en “Glengarry Glen Ross” hasta un aviador reacio en “Catch-22”. En su carrera también prestó su voz a personajes en series animadas, como en el culto de Netflix, “BoJack Horseman”. Incluso hizo su debut como director con “Little Murders”, basada en la obra del escritor y dibujante judío Jules Feiffer.
El legado de Alan Arkin
Hijo de David I. Arkin y Beatrice Wortis, Alan creció en una familia judía en la que no había un énfasis particular en la religión. La familia se trasladó a Los Ángeles cuando Alan tenía 11 años, y sus padres, acusados de comunismo durante la época del “Susto Rojo”, lucharon por conseguir trabajo. Alan asistió al Los Angeles State College y al Bennington College, antes de comenzar su destacada carrera en el cine y el teatro.
Su talento fue reconocido desde temprano, cuando ganó un Tony al mejor actor de reparto en 1963 por su actuación en Broadway en “Enter Laughing”. Su debut cinematográfico vino acompañado de su primera nominación al Oscar por “The Russians Are Coming, the Russians Are Coming”. A lo largo de su carrera, continuó demostrando su versatilidad con papeles como el luchador de resistencia polaco-judía Leon Felhendler en “Escape from Sobibor” y el abuelo de una niña que aspira a ganar un concurso de belleza en “Little Miss Sunshine”.
Alan Arkin fue un verdadero camaleón de la actuación, capaz de infundir vida a cualquier personaje que se le presentara. Pero más allá de su trabajo, también era conocido por su generosidad y amabilidad, un actor querido tanto por sus compañeros de reparto como por sus fans.
El paso de Alan Arkin por la televisión y la literatura
En la última etapa de su carrera, Arkin encontró un nuevo hogar en la televisión, actuando en series como “The Kominsky Method” junto a Michael Douglas. A lo largo de las dos primeras temporadas, su personaje Norman Newlander se convirtió en un favorito de los fans por su perspectiva mordaz y cínica sobre el envejecimiento.
Alan Arkin también se aventuró en el mundo de la literatura, publicando varios libros a lo largo de su vida. Sus memorias, “An Improvised Life”, ofrecieron un vistazo a sus experiencias personales y profesionales, y su pasión por la actuación.
Arkin deja a su esposa, Suzanne Newlander Arkin, y a sus tres hijos, Adam, Matthew y Anthony. También deja una profunda huella en el mundo del cine, la televisión y el teatro, y será recordado por su enorme talento, su inigualable versatilidad y su auténtico amor por su oficio.