Contrariando boicots culturales internacionales, cincuenta profesionales de la industria musical de los cinco continentes asistirán este noviembre al Music Showcase Festival. El encuentro anual pone en contacto directo a directores de festivales, productores, DJ, ejecutivos discográficos y buscadores de talento con artistas y animadores israelíes.
Vanunu, director artístico de Showcase, resumió la reacción del equipo. “Estamos realmente sorprendidos”, dijo Vanunu, director artístico de Showcase. “Me estaba preparando para que no sucediera en absoluto, así que estamos muy orgullosos de nosotros mismos”. Esa declaración reflejó alivio y orgullo por los organizadores.
Los asistentes vendrán a Israel desde Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Canadá, India, Corea del Sur, Taiwán, China y otros países para participar en un programa de una semana. El festival celebra su decimosexto año y ofrece cada edición un panorama musical diverso de Israel.
En septiembre el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció el retiro de fondos para gran parte de su programación por restricciones presupuestarias, y los organizadores de Showcase temieron perder los recursos pese a que ya habían reservado billetes de avión y habitaciones de hotel para sus invitados.
Vanunu señaló que los presupuestos y la política del Ministerio suelen complicar la organización. El Showcase anterior enfrentó dificultades tras el ataque de Hamás del 7 de octubre, cuando la comunidad internacional mostró reticencia a viajar a Israel y complicó significativamente la logística del festival.
El año anterior los organizadores recurrieron a su lista previa de 1.500 asistentes y apelaron a “viejos amigos” para completar el programa. Lograron reunir cerca de veinte participantes, un resultado que Vanunu describió con orgullo para el equipo y que sirvió para mantener algunos eventos pese al contexto adverso.
Para este año Vanunu anticipó mayores obstáculos por el boicot cultural que se aumentó en meses recientes y que ha impulsado críticas y sanciones informales contra la industria artística y cultural israelí como respuesta a la situación en Gaza, y advirtió que sería más difícil atraer asistentes desde el exterior.
En septiembre celebridades de Hollywood firmaron una carta comprometiéndose a no trabajar con la industria cinematográfica israelí, y algunos músicos solicitaron que su obra no se distribuyese en Israel. Al mismo tiempo artistas y animadores israelíes sufrieron cancelaciones de última hora, protestas en recintos y dificultades en las reservas.
Ante esa realidad Vanunu y su equipo abrieron contactos fuera de Europa y centraron la búsqueda de asistentes en Estados Unidos y Asia. El equipo consideró que el mercado estadounidense ofrecía mayor apertura pese al mayor coste de transporte, y detectó además interés en Corea, Singapur, Taiwán y Japón.
Al final cincuenta profesionales confirmaron asistencia para la semana del festival. “El interés nos sorprendió”, dijo Vanunu. “Teníamos 50 personas antes de que se firmara el alto el fuego entre Israel y Hamás, y no esperaba eso”. La cifra superó las expectativas, según los organizadores.
El festival es una iniciativa conjunta del local Yellow Submarine de Jerusalén y de la división de Diplomacia Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores, con apoyo oficial. La inauguración será en Jerusalén el 18 de noviembre y tres días más tarde el programa se trasladará a Tel Aviv.
En la programación figuran la banda Orphaned Land, DJ Darwish con la cantante Maximilian, Banai and the Dub Refugees, la cantante Hamaty, el trompetista Cohen, el baterista Haim (hermano del rehén Yotam Haim), Tamir Muskat, Meira Armony, Yemen Blues y otros artistas nacionales e internacionales.
El festival ha servido como plataforma para cientos de artistas en el pasado, entre ellos Noga Erez, Lola Marsh y Tatran, y ha impulsado carreras. No obstante, esta edición enfrentó mayor resistencia para asegurar la participación de intérpretes afectados por dos años difíciles tanto en Israel como en el exterior.
Vanunu indicó el esfuerzo de los organizadores. “Los artistas independientes realmente se han visto perjudicados y no han ganado dinero”, dijo Vanunu. “Trabajamos con ellos con mucha paciencia, hablando con ellos sobre los nuevos mercados que se están abriendo, como Dubai y Corea del Sur”.
Los organizadores procuran que los profesionales visitantes conozcan la realidad israelí. Los participantes del Showcase anterior visitaron lugares que narraron los traumas del 7 de octubre, incluidas las ruinas de Nova, el kibutz Kfar Aza y una reunión con la madre rehén Goldberg-Polin, quien relató su experiencia.
Vanunu recordó una reacción particular de un invitado. “Fue muy emotivo, tanto que nuestro invitado ucraniano regresó a Tel Aviv y antes de la cena, fue y se tatuó con una anémona roja, la flor simbólica del sur”, dijo Vanunu. La anécdota ilustró el impacto emocional de las visitas.
Esta edición mostrará la vida cotidiana en Israel, con un acto conjunto con el equipo del Festival de Israel para reflexiones de artistas sobre los últimos años, y la conferencia final en el Centro Cultural Da Vinci, afectado por un misil iraní en junio y ahora en restauración.
