Tzvi Tzameret, educador e historiador considerado una de las figuras más inspiradoras de la educación en Israel, falleció la semana pasada a los 78 años. Tzameret, licenciado en Filosofía y Pedagogía por la Universidad Hebrea de Jerusalén en 1971, fue elegido para dirigir un instituto en Sde Boker. Fue el director de instituto más joven del país cuando aún no había cumplido los 20 años.
Siguió trabajando como profesor en diversos institutos, universidades y otros centros académicos.
Fue director de la Escuela Danziger de Kiryat Shmona de 1977 a 1983. Entre sus alumnos se encontraba Yifat Shasha-Biton, ministra de Educación del gobierno anterior. Tzameret sentía algo por ella, pero no estaba de acuerdo con su política.
Creó una empresa de electrónica en colaboración con Rafael Advanced Defense Systems mientras vivía en Kiryat Shmona. También fue presidente de un comité público cuyos esfuerzos propiciaron la creación en Kiryat Shmona de una unidad de urgencias médicas.
Tzameret fue secretario de la secretaría pedagógica del Ministerio de Educación y director general de Yad Ben Zvi de 1983 a 2010, además de instruir y dar clases a estudiantes en escuelas de comunidades periféricas y en universidades como su alma mater, la Universidad Hebrea, la Universidad Bar-Ilan, la Universidad Reichmann, el Centro Académico de Derecho de Hod Hasharon, el Herzog College de Alon Shvut y la Yeshiva Netivot Hesder.
Fue enviado a la URSS en 1987, cuando aún era miembro de Yad Ben Zvi, por Nativ, una división de la Oficina del Primer Ministro que luchó persistentemente por la liberación de los prisioneros de guerra israelíes y su derecho a emigrar a Israel.
No era la primera vez que Tzvi Tzameret visitaba el país. Era un capítulo en desarrollo del drama sionista.

Un profesor a la antigua usanza
Tzameret podía enfurecerse cuando se cometían inexactitudes históricas, a pesar de que hablaba con una voz tranquila que, sin embargo, transmitía la autoridad de alguien que sabía de lo que hablaba. Cuando aparecía junto a alguno de ellos como panelista en un simposio o en un programa de radio o televisión, no les perdonaba la estupidez de quienes tergiversaban la narrativa sionista. Corregía con suavidad pero con firmeza a sus otros panelistas cuando tergiversaban la verdad para que volvieran al buen camino.
Tenía unos conocimientos insondables, tanto en profundidad como en amplitud. Era un educador tradicional que se interesaba por todas las disciplinas y aprendía todo lo que podía sobre ellas para transmitir lo aprendido a los demás. No se especializó en ningún área.