Una operación militar israelí ha forzado el desplazamiento de cerca de 180.000 personas en los 10 días previos al 25 de mayo, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones. Israel impulsa esta ofensiva con el objetivo de controlar la mayor parte del territorio.
El Grupo de Coordinación Global de Campamentos y Gestión de Campamentos, respaldado por la ONU, emitió un comunicado que condena los ataques directos contra refugios. La organización expresa profunda preocupación y señala que estos actos se han convertido en práctica habitual.
Desde el fin del alto el fuego el 18 de marzo, unas 616.000 personas han abandonado sus hogares, indica el reporte. Durante la tregua, aproximadamente medio millón de palestinos regresaron a sus viviendas, pero el comunicado destaca que este avance, frágil de por sí, se ha perdido.
La OIM denuncia que el bloqueo de la ayuda humanitaria elimina cualquier posibilidad de ofrecer refugio, asistencia o protección a los civiles. Las restricciones de movimiento y los ataques indiscriminados contra infraestructura civil, como refugios, escuelas, hospitales y tiendas de campaña, han persistido durante los últimos 19 meses. Estos actos exponen a la población a riesgos extremos y generan una alarma constante, según la organización.