El Instituto de Washington para la Política del Cercano Oriente lanzó un análisis a finales de enero intentando evidenciar discrepancias en el reporte oficial de bajas, apuntando a manipulaciones como causa.
Dicho análisis destaca que, hasta hace poco, las cifras proporcionadas por Hamás coincidían estrechamente con las reportadas tanto por la ONU como por Israel, lo que había conferido credibilidad a sus datos ante la comunidad internacional. Sin embargo, tras el inicio de la incursión terrestre el 27 de octubre, la precisión y confiabilidad de estos reportes decayó notablemente.
El presidente Biden expresó escepticismo sobre las cifras difundidas previo a la incursión terrestre, reconociendo la muerte de civiles, pero cuestionando la veracidad de las cifras palestinas.
Los datos emitidos antes de la ofensiva terrestre demostraban precisión, identificando a casi todas las víctimas mortales con datos concretos como número de identificación, género y edad, a excepción de 281 casos.
Desde el 10 de noviembre, el Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, suspendió sus reportes sobre las bajas, retomándolos el 2 de diciembre con detalles significativamente reducidos.
El análisis sugiere una pérdida de fiabilidad en los reportes posteriores al 10 de noviembre, basándose en “fuentes mediáticas confiables” que en gran medida provienen de información encontrada en internet o difundida por televisión, sin que los informes de la ONU reflejen dependencia de tales fuentes para sus cifras.
Inconsistencias en el recuento de muertos en Gaza
El documento subraya una advertencia crucial: si bien la mayoría de los combatientes en conflictos son hombres, es esencial recordar que no todos los hombres en Gaza son combatientes. Esto establece que el número de hombres muertos no refleja fielmente la cantidad de combatientes de Hamás, marcando esta cifra como un indicador impreciso.
El análisis evidencia discrepancias significativas, particularmente en el incidente del hospital de al-Ahli, donde se acusó erróneamente a Israel de un ataque. Estas inconsistencias, según el informe, sugieren manipulación en el reporte del número de bajas masculinas hacia una cifra menor de la real.
Durante el trágico suceso en el hospital de Al Ahli, donde Hamás reportó la muerte de 471 individuos, se encontró una desproporción al comparar con el total de muertes reportadas por Hamás en todo Gaza durante el mismo lapso de 24 horas, sumando solo 478 muertos. Esta cifra contrasta marcadamente con los informes de la ONU que indican 62 muertes adicionales en dos ataques aéreos en el campo de refugiados de Yabalia esa misma noche, lo que elevaría el total a 533, no a los 478 reportados por Hamás.
Otras incoherencias resaltan en el informe, como discrepancias numéricas internas, donde en una sección se reporta un total de 7.028 muertos, mientras que en otras, la suma de cifras en gráficos difiere, sin coincidir en ningún caso con el número mencionado anteriormente.
Posterior a la incursión del 27 de octubre, las discrepancias en las cifras se volvieron aún más evidentes. Por ejemplo, el 29 de octubre, dos días después de la incursión, se reportó una disminución inexplicable en el total de bajas masculinas, pasando de 2.231 a 2.159, lo cual carece de explicación lógica. El 5 de noviembre se registró otra revisión a la baja, esta vez de 274 muertes, ajustando el total de 2.890 a 2.616.
Este patrón de ajustes y discrepancias subraya una preocupante falta de coherencia y transparencia en el recuento de víctimas, planteando serias dudas sobre la precisión de las cifras reportadas y sugiriendo la posibilidad de manipulación en la documentación de las bajas en el conflicto.
Discrepancias en el recuento de muertos por género y edad
La distribución porcentual de las bajas por género y edad experimentó un cambio significativo tras el 27 de octubre. Inicialmente, el 34% de las víctimas eran hombres, el 25% mujeres y el 41%, niños. Posterior a la incursión, la proporción se modificó a un 25% de hombres, un 33% de mujeres y un 42% de niños.
Se advierte que las cifras divulgadas por el Ministerio de Salud después del 11 de noviembre deben ser abordadas con un escepticismo incrementado. El propio ministerio ha indicado que los datos procedentes del norte de Gaza se basan en “fuentes fiables de los medios de comunicación”, las cuales no han sido verificadas y probablemente excluyan las bajas entre los militantes.
La guerra ha desvelado discrepancias notables entre las cifras reportadas por el Ministerio de Salud de Hamás y las de la Oficina Gubernamental de Medios de Comunicación (GMO), también bajo la dirección de Hamás. Un informe del Ministerio señalaba la muerte de 5.577 hombres adultos, mientras que datos de la GMO registraban un máximo de 4.212 bajas masculinas.
Entre el 2 y el 8 de diciembre, la GMO ajustó la cifra total de bajas masculinas en más de 1.000, de 4.563 a 3.499.
Para el 1 de enero, el Ministerio de Salud reportó un total de 6.088 hombres muertos en Gaza hasta el 11 de noviembre. En contraste, ese mismo día, la GMO informó que hasta el 1 de enero el total de hombres muertos ascendía a 6.098, implicando que, en los 51 días de combates desde el 11 de noviembre hasta el 1 de enero, solo se registraron 10 bajas masculinas.
Este análisis refleja una serie de incongruencias alarmantes en el conteo de víctimas, poniendo en tela de juicio la precisión y veracidad de las estadísticas oficiales proporcionadas por las autoridades de Gaza. Estas discrepancias subrayan la necesidad de una evaluación crítica y rigurosa de las fuentes y metodologías utilizadas en el recuento de bajas en el contexto de este conflicto.
Evaluación crítica de las cifras de muertos
El análisis pone en tela de juicio la fiabilidad de los datos reportados, señalando que un notable 61% de los reportes sobre víctimas mortales después del 10 de noviembre se basan en coberturas mediáticas, las cuales presentan un alto riesgo de ser manipuladas.
Al contrastar estos números con las afirmaciones de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que sostienen haber eliminado a 9.000 combatientes en Gaza, emerge una discrepancia significativa. Aunque el estudio recomienda abordar las cifras de las FDI con cautela, destaca que incluso los 6.088 muertos masculinos reportados por Hamás —incluyendo tanto a civiles como posiblemente a combatientes— son considerablemente inferiores a las estimaciones israelíes de bajas exclusivamente militares.
Se reconoce la complejidad de generar datos precisos y actualizados sobre bajas en el contexto de un conflicto armado, admitiendo la posibilidad de correcciones posteriores. Un ejemplo de ello es la revisión a la baja por parte de Israel de su cifra total de muertos el 7 de octubre, ilustrando la naturaleza desafiante de reportar con exactitud sobre las víctimas mortales.
La conclusión del informe es inequívoca respecto a las razones para minimizar el número de bajas masculinas.
“Con base en la evidencia, se puede concluir de manera firme que las estadísticas presentadas por Hamás adolecen de incoherencias, falta de precisión y parecen haber sido sistemáticamente manipuladas. El objetivo aparente es minimizar la percepción del número de combatientes muertos mientras se exagera la cifra de no combatientes muertos”, resume el documento.