El gobierno egipcio, mediador clave entre Israel y Hamás, condenó la decisión israelí de cerrar los cruces hacia Gaza, obstaculizando el ingreso de suministros. Acusó a Israel de utilizar la privación de alimentos como un método de presión.
El ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Gideon Sa’ar, negó la posibilidad de hambruna en Gaza y calificó la afirmación como una falsedad. Sostuvo que, tras la liberación de rehenes, se evidenció que los terroristas y la multitud no mostraban signos de desnutrición, a diferencia de los cautivos israelíes.
El bloqueo a la entrada de mercancías fue impuesto luego de que Hamás rechazara extender el alto el fuego. Israel advirtió que, si no se liberan más rehenes, habrá consecuencias y la reanudación de la guerra será inminente.
La oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró que la decisión cuenta con el respaldo de la Casa Blanca, bajo la administración de Donald Trump. Sin embargo, Israel parece alejarse del pacto previo con Hamás, que contemplaba la liberación progresiva de rehenes y el retiro total de tropas del enclave.
“El alto el fuego solo continuará si nuestros rehenes son liberados”, señaló la Oficina del primer ministro, advirtiendo sobre represalias en caso de que Hamás mantenga su negativa. Israel también desmintió reportes sobre el envío de una delegación a Egipto para negociaciones.

Netanyahu responsabilizó a Hamás de apropiarse de los suministros destinados a Gaza, utilizándolos para fortalecer su infraestructura en lugar de distribuirlos entre la población. Acusó a la organización de transformar la ayuda humanitaria en un recurso financiero para el terrorismo contra Israel.
Gideon Sa’ar reiteró la disposición de Israel a discutir una segunda fase del alto el fuego, condicionada a la liberación de más rehenes. Subrayó que la entrega de suministros formaba parte de la primera etapa, ya concluida, y que Israel no concederá beneficios sin recibir algo a cambio.
El domingo, Israel adoptó un plan promovido por el enviado especial estadounidense Steve Witkoff. Sin embargo, su implementación quedó en suspenso tras el rechazo de Hamás. La propuesta establecía la extensión del alto el fuego hasta el 19 de abril, con una liberación escalonada de rehenes vivos y muertos. Netanyahu insistió en que Israel sigue dispuesto a negociar, pero culpó a Hamás del estancamiento.
Legisladores de la coalición respaldaron la decisión de Netanyahu de bloquear el ingreso de ayuda humanitaria. Argumentaron que Hamás se negó a aceptar lo que Israel presentó como una propuesta estadounidense para extender la primera fase del acuerdo, que finalizó tras 42 días.
Hamás rechazó la medida y la calificó de extorsión, crimen de guerra y violación flagrante del acuerdo. Exigió a los mediadores ejercer presión sobre Israel para revertir la decisión y advirtió sobre las consecuencias tanto para la población de Gaza como para los rehenes.

Líderes opositores sionistas, como Yair Golan, Yair Lapid, Avigdor Liberman y Benny Gantz, evitaron pronunciarse sobre el bloqueo. En cambio, legisladores de extrema izquierda y organizaciones civiles alertaron sobre el impacto en los civiles y criticaron la negativa de Netanyahu a negociar la segunda fase del alto el fuego.
Esta segunda fase implicaría la liberación de los rehenes restantes y el retiro de Israel de Gaza, una condición inaceptable para la coalición gubernamental.
Gideon Sa’ar insistió en que la administración de Donald Trump apoya la postura israelí y desestimó las advertencias sobre hambruna en Gaza, calificándolas de falsas.
“Estamos dispuestos a continuar con las negociaciones, siempre bajo nuestros principios y con la liberación de los rehenes como requisito”, afirmó en una conferencia de prensa en Jerusalén junto a su homólogo croata.
El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, celebró en X la decisión de Netanyahu de cortar por completo el flujo de ayuda humanitaria. Aseguró que su partido, Sionismo Religioso, se ha mantenido en el gobierno precisamente para garantizar esta medida hasta que Hamás sea destruido o se rinda y todos los rehenes sean devueltos.
El ministro de Educación, Yoav Kisch, defendió la medida y pidió continuar presionando a Hamás con todos los recursos disponibles, en cooperación con Estados Unidos, hasta la liberación del último rehén.
El ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, exigió la expulsión de los habitantes de Gaza y el retorno inmediato de todos los rehenes. Advirtió que, si no son liberados, Israel responderá con una ofensiva sin piedad contra Hamás.