En los últimos días ha estallado una triple crisis entre Hamás, Hezbolá e Irán, después de que se identificara como espía iraní a un empleado que trabajaba para un alto funcionario de Hamás.
Informado por primera vez por el Canal 12, Hamás descubrió que al menos una persona que trabaja junto a Musa Abu Marzouk -que dirige las operaciones de relaciones exteriores de la organización terrorista- es un agente iraní, muy probablemente reclutado a través de Hezbolá, la organización terrorista chiíta libanesa.
Según el Canal 12, el presunto espía iraní vigilaba de cerca a su jefe, Marzouk, e informaba de todos sus movimientos y conversaciones a un manipulador iraní.
Marzouk, al parecer indignado por la operación de espionaje, se quejó directamente al dirigente de Hamás, Ismail Haniyeh, quien a su vez planteó personalmente la cuestión al dirigente de Hezbolá, Hassan Nasrallah, y a altos funcionarios iraníes.
Marzouk, que se ha opuesto abiertamente a los crecientes vínculos de Hamás con Irán, reside en Qatar.
Aunque Irán ha apoyado financieramente a Hamás y sus actividades terroristas durante años, la organización con sede en Gaza duda en aceptar plenamente a Teherán como benefactor, consciente de que sus aliados árabes, como Egipto y Turquía, consideran a Irán como una amenaza regional.
Según se informa, el espía se vio obligado a dimitir de la oficina de Marzouk y huyó a Sudán después de que se descubriera el complot.