El grupo terrorista Hamás dijo el viernes que las llamadas manifestaciones fronterizas de “Marcha del Retorno” continuarían sin impedimentos durante el día, a pesar del cese de las hostilidades con Israel la noche anterior.
El anuncio se produjo después de 12 horas de calma en los combates, tras dos días en los que se produjo el mayor intercambio de disparos de cohetes palestinos y represalias de ataques aéreos israelíes desde la guerra de Gaza de 2014.
Durante los últimos cuatro meses ha habido violentas manifestaciones islamistas casi semanales a lo largo de la frontera entre Israel y Gaza, organizadas por los gobernantes de Gaza, Hamás.
El portavoz de Hamás, Hazem Qassim, tuiteó el viernes que los manifestantes continuarán “rompiendo el bloqueo” en la Franja de Gaza.
“Cada vez que la máquina de matar israelí intenta romper la voluntad de nuestro pueblo de continuar su lucha y marchas, no lo consigue”, escribió. “Hoy nuestra gente se dirigirá a las ‘Marchas del Retorno’ para desafiar a la máquina de guerra israelí”.
“Nuestro pueblo palestino tiene un alma resistente y luchadora”, escribió el vocero de Hamás. “Continuará su resistencia en todas sus formas hasta que obtenga su libertad, independencia y derecho a una vida digna”.
En los últimos cuatro meses, la violencia islamista, enmascarada bajo el lema de la “Marcha del Retorno” han llevado a enfrentamientos mortales en los que las fuerzas de seguridad israelíes recibieron disparos, granadas, bombas incendiarias y esfuerzos, a veces exitosos, para dañar o cruzar la valla fronteriza.
Al menos 160 palestinos fueron muertos por disparos israelíes desde que el intento masivo de cada viernes por traspasar la valla fronteriza. Hamás ha reconocido que la mayoría de los muertos eran sus miembros.
Un soldado israelí fue asesinado a tiros por un francotirador palestino.
Además de los enfrentamientos fronterizos, el sur de Israel ha experimentado cientos de incendios como resultado de cometas incendiarias y globos incendiarios volando sobre la frontera desde Gaza. Más de 7.000 acres de tierra han sido quemados, causando pérdidas por millones de shekels en daños, según funcionarios israelíes.