El movimiento islamista rechaza la 2803, califica de legítima su decisión de conservar las armas y denuncia una tutela internacional mientras el Consejo avala una fuerza de estabilización.
Rechazo de Hamás y contexto de la resolución 2803 del Consejo de la ONU
Hamás rechazó la resolución 2803 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el 17 de noviembre de 2025 en Nueva York, que respalda el “plan para Gaza” del presidente estadounidense Donald Trump y autoriza el despliegue de una fuerza internacional de estabilización en la Franja. El grupo aseguró que no entregará las armas, calificó su “resistencia” de “legítima” y denunció que el texto busca imponer una “tutela internacional” sobre el enclave.
La resolución recibió 13 votos a favor y dos abstenciones, de Rusia y China. Su aprobación siguió a prolongadas negociaciones y establece un marco de seguridad y administración transitoria vinculado a la retirada gradual de las tropas israelíes y al desarme de Hamás y otras milicias. La correlación entre desmilitarización y repliegue progresivo determina la ejecución práctica del plan y regula los pasos políticos y de seguridad contemplados.
El documento 2803, identificado como SC/16225, dispone la creación de una “Junta de la Paz” y autoriza el despliegue de una Fuerza Internacional de Estabilización (ISF) con un mandato inicial de dos años. Entre sus funciones figuran la protección de civiles, la garantía de corredores humanitarios, la supervisión del alto el fuego y la asistencia en el proceso de desarme. El Consejo deberá recibir informes cada seis meses, y la ISF cuenta con autorización para usar “todas las medidas necesarias” conforme a las disposiciones del capítulo VII.

El texto también plantea una vía hacia la autodeterminación palestina condicionada a reformas y al fortalecimiento de una estructura política ajena a Hamás durante el periodo de transición. Los aspectos operativos de las normas de enfrentamiento serán definidos por los Estados participantes y la cadena de mando de la misión, en coordinación con el órgano civil de la Junta de la Paz, que fijará objetivos verificables de desarme y retirada.
Puntos clave de la resolución y reacciones oficiales
- Adoptada el 17 de noviembre de 2025 en Nueva York.
- Votación: 13 a favor, 2 abstenciones (Rusia y China).
- Mandato inicial de la ISF por dos años, con informes semestrales.
- Autorización para emplear “todas las medidas necesarias”.
- Documento difundido bajo la clave del Consejo SC/16225.
Vínculo con el plan de Trump y arquitectura político financiera en Gaza
La conexión entre la resolución 2803 y el plan propuesto por Donald Trump es directa. Washington presentó el texto como el marco jurídico destinado a aplicar las fases iniciales del acuerdo de 20 puntos divulgado el 29 de septiembre de 2025, que incluye el alto el fuego, la liberación de rehenes y prisioneros, la instauración de la Junta de la Paz como administración provisional de dos años, la desmilitarización de Gaza y la creación de un fondo internacional de reconstrucción.
Según la Casa Blanca, la Junta operará como una administración palestina de carácter tecnocrático bajo supervisión internacional. El Departamento del Tesoro y el Banco Mundial recibieron el encargo de diseñar el mecanismo financiero para la reconstrucción. Este esquema busca vincular la seguridad sobre el terreno con la recuperación civil y el flujo de fondos, estableciendo que los desembolsos dependan de avances comprobables en el desarme y del cumplimiento de los hitos señalados por el Consejo en la resolución 2803.

En su explicación de voto, Estados Unidos afirmó que el texto constituye el único marco posible para estabilizar Gaza, desmantelar las estructuras de Hamás, proteger a la población y encaminar una reforma palestina que facilite la transferencia de responsabilidades. El embajador Mike Waltz declaró que rechazar la resolución equivalía a “votar por Hamás o por el regreso a la guerra”. Rusia y China optaron por abstenerse al expresar objeciones sobre la autoridad de la Junta y el control político que ejerce Washington.
Hamás respondió con un rechazo inmediato. En un comunicado aseguró que la resolución “no atiende los derechos y demandas del pueblo palestino” y “busca imponer una tutela internacional” sobre la Franja. Denunció que otorgar a la fuerza funciones internas, “incluido el desarme de la resistencia”, elimina su neutralidad y “la convierte en parte de la guerra a favor de la ocupación”. Estas afirmaciones reproducen los argumentos difundidos en octubre contra toda “guardianía extranjera” vinculada con propuestas estadounidenses.
ISF: composición, países aportantes y objeciones planteadas por Israel
El diseño de la fuerza quedó encuadrado en parámetros generales. Estados Unidos descartó aportar tropas y mantuvo conversaciones con potenciales contribuyentes como Indonesia, Egipto, Qatar, Azerbaiyán y Turquía. Emiratos Árabes Unidos apoyó los esfuerzos diplomáticos, pero indicó que no se uniría “por ahora” a la ISF. Israel ha señalado que no aceptará la participación de Turquía en la misión. Un funcionario estadounidense situó el tamaño de la ISF en torno a 20.000 efectivos.

El borrador contemplaba un mando unificado y la cooperación con una policía palestina reconstituida y depurada mediante verificación internacional de antecedentes. Estas previsiones apuntan a integrar funciones civiles y de seguridad bajo una cadena de mando clara, con unidades multinacionales coordinadas con estructuras locales sometidas a controles externos. La arquitectura busca evitar solapamientos operativos que erosionen la eficacia de la misión durante la fase transitoria fijada por la resolución del Consejo de Seguridad.
Las condiciones para la retirada gradual de las Fuerzas de Defensa de Israel quedaron vinculadas al “control y estabilidad” provistos por la ISF y al cumplimiento de hitos de desarme y verificación. El liderazgo israelí destacó que no aceptará un Estado palestino y exige desarmar a Hamás, destruir túneles y neutralizar cohetes antes de contemplar una retirada sustantiva. Análisis israelíes advierten que una fuerza multinacional podría restringir la libertad operativa del ejército si Hamás incumple.
La 2803 se inserta en una secuencia de decisiones desde 2023: el 15 de noviembre la 2712 pidió pausas y corredores; el 22 de diciembre la 2720 aumentó la asistencia; el 25 de marzo de 2024 la 2728 exigió alto el fuego en Ramadán; el 10 de junio la 2735 acogió un plan de alto el fuego. En 2025, Washington pasó de abstenerse o vetar a promover un texto con cese, desarme y estabilización.
Alcance del plan de Trump, reacciones regionales y marco jurídico

El plan para Gaza de Trump va más allá del articulado. Sus objetivos incluyen la detención de hostilidades, un canje de rehenes y prisioneros por fases, la demilitarización del enclave, la reactivación de la administración civil bajo un gabinete tecnocrático palestino y un fondo de reconstrucción supervisado. La “Junta de la Paz” aparece como órgano interino, presidido por Estados Unidos, con mandato de dos años prorrogable y facultad de aprobar nombramientos civiles no afiliados a Hamás.
La reacción inicial de gobiernos árabes mostró matices. Turquía pidió que la ISF garantizara un alto el fuego duradero; algunos países del Golfo reclamaron mayor supervisión de la ONU sobre la arquitectura; y varias capitales árabes expresaron disposición a apoyar políticamente y, en ciertos casos, a explorar contribuciones de personal, condicionadas a un mandato claro y a la aceptación local. Estas posturas acompañaron los esfuerzos diplomáticos tras la aprobación del texto por el Consejo de Seguridad.
En las explicaciones de voto, miembros europeos que apoyaron la resolución subrayaron la protección de civiles, la liberación de rehenes y la necesidad de una vía política. Rusia y China justificaron su abstención por reservas con la tutela de la Junta de la Paz y por considerar insuficiente el respaldo inequívoco a la autodeterminación palestina bajo liderazgo de la ONU. Estados Unidos defendió que la misión y la Junta son indispensables para una retirada verificable.
El derecho internacional humanitario prohíbe ataques deliberados contra civiles, el uso de escudos humanos y los ataques indiscriminados. La doctrina consuetudinaria y el Protocolo adicional I establecen la distinción civiles‑combatientes y el principio de proporcionalidad, además de prohibir de forma expresa emplear a personas protegidas como escudos. No existe habilitación a la “resistencia por todos los medios”. Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido clasifican a Hamás como organización terrorista.
Dinámicas internas, posiciones de la región y situación humanitaria en Gaza

Las dinámicas internas palestinas influyen en la respuesta de Hamás. Informaciones recientes indicaron que el movimiento no se compromete a su desarme y que pretende conservar un rol de seguridad durante un periodo interino, posición incompatible con los hitos de desmilitarización exigidos por la resolución. En Gaza, la aceptación social de una fuerza internacional también dependerá de la percepción de neutralidad y de la articulación con estructuras administrativas locales degradadas por la guerra.
La perspectiva israelí combina apoyo condicional y cautelas. Autoridades y analistas de seguridad insisten en un desarme efectivo de Hamás, destrucción de túneles, neutralización de cohetes, verificación robusta y mecanismos que permitan intervención rápida si la ISF o la policía palestina no impiden la reconstrucción de capacidades. Al mismo tiempo, el liderazgo político rechaza referencias a un Estado palestino y busca mantener un perímetro de seguridad y control en puntos sensibles.
Los gobiernos de la región expusieron posiciones dispares ante la creación de la ISF. Turquía se mostró dispuesta a un papel relevante siempre que la misión garantice el cese del fuego y el flujo de ayuda; otros actores árabes exploraron aportes potenciales, mientras Emiratos matizó que no integraría la fuerza. Qatar, Egipto y Turquía abogaron por una implementación que facilite la retirada israelí y la reactivación administrativa en Gaza; Israel planteó objeciones a ciertos contribuyentes.
El estado de Gaza es crítico. OCHA reportó riesgos por restos explosivos, miles de heridos que requieren evacuación y grave deterioro de infraestructura civil; UNRWA informó daños masivos en viviendas y una red de refugios saturada, con desplazados expuestos a lluvias y bajas temperaturas. Se registraron inundaciones en campamentos improvisados. Paralelamente, fuerzas israelíes continúan localizando y destruyendo túneles operativos. Tras la 2803, Hamás reiteró que no depondrá las armas y rechazó personal militar extranjero en Gaza.
