Israel obtuvo y difundió grabaciones de radio sin cifrar en las que agentes de bajo rango de Hamás, en Gaza, denuncian que sus líderes acaparan ayuda humanitaria y ordenan ataques contra las esposas de combatientes que los criticaron.
El Canal 12 divulgó las grabaciones el domingo, asegurando que funcionarios israelíes las habían presentado a miembros del gobierno de Biden. Con esto, intentaron sin éxito revertir la presión de la Casa Blanca para que continuara la entrada de 250 camiones de ayuda diaria a la Franja, tras el colapso del acuerdo de tregua y toma de rehenes de noviembre de 2023.
Las autoridades israelíes responsabilizan a Hamás del saqueo de los suministros. Según el informe, los insumos llegaron a los altos mandos de la organización, pero no a los combatientes en el terreno.

Un agente, en un tono airado, exige represalias contra los dirigentes de Jan Yunis: “Díganles que los golpearemos. Solo piensan en ustedes mismos. No hay liderazgo”.
A pesar del ingreso de ayuda, combatientes de Hamás expresan su descontento por la escasez de suministros y el incremento de bajas. “Nuestra situación es desesperante. Hace tiempo que no tenemos huerto. ¿Qué respuesta tienen los dirigentes?”, reclama un operativo. “Nos lo quitaron todo, lo robaron todo. Pronto no quedará nada para comer ni beber”.
En otra conversación, un combatiente menciona la falta de fondos. “Sobre el dinero que discutimos ayer, apenas queda algo. Compramos cigarrillos y parte se destinó a nuestros gastos. Queremos conseguir harina”, afirma. Con urgencia, insiste: “Tengo bajo mi responsabilidad a 170 personas, 20 heridos. Encontramos algunas latas de comida, pero no había nada más”.

Poco después de estas quejas, los agentes recibieron informes sobre ataques a sus esposas dentro de una mezquita en Rafah. En el momento de las grabaciones, la ciudad más al sur de la Franja albergaba a desplazados del norte, muchos refugiados en templos religiosos.
A través de la radio, combatientes responsabilizaron a los líderes de Hamás por los ataques. “Juro que los golpearé a todos”, amenaza un agente. “Esto es inaceptable. Nuestra gente será redimida con nuestra alma y nuestra sangre”, añade, arremetiendo contra los mandos: “No son hombres. Deberían ocultar sus rostros”.
Otro operativo exige que el mensaje llegue a los altos cargos de Gaza. Uno más trata de calmar la situación: “Tranquilos, la dirección no tuvo nada que ver y ha seguido el caso desde el principio”.

El primer combatiente responde con desdén: “Amer, ahórrate esas historias”. Su furia es evidente: “Nuestro honor importa más que nuestras vidas. Nuestra sangre no vale nada comparada con nuestra dignidad. La guerra y los cohetes no nos asustan. Esto es lo que nos mata: nuestro honor, perros”.
Antes del inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023, Gaza recibía unos 500 camiones de ayuda diaria. Ese día, miles de terroristas de Hamás irrumpieron en el sur de Israel, masacrando a 1.200 personas, en su mayoría civiles, y tomando 251 rehenes. En respuesta, Israel redujo drásticamente la entrada de ayuda a la Franja.
Durante la tregua de noviembre de 2023, unos 250 camiones reanudaron el abastecimiento mientras Hamás liberaba a 105 mujeres y niños a cambio de 240 terroristas palestinos presos. Luego de la ruptura del acuerdo, la ayuda continuó a instancias de Washington.
Un alto funcionario de seguridad, citado por el Canal 12, denunció que la presión de Estados Unidos benefició a Hamás. “Nos apoyaron al inicio de la guerra, pero luego nos ataron las manos. La ayuda humanitaria no solo no alimentó a los civiles, sino que fortaleció a Hamás y facilitó su recuperación”, concluyó.