Ahmad Oueidat, exfuncionario de la UNRWA (Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente), reveló en una entrevista con el canal de televisión Al-Hiwar que el jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, y el Dr. Talal Naji, secretario general del FPLP-CG, trabajaron como profesores para el organismo en el pasado.
Oueidat subrayó que la UNRWA pretendía ser una plataforma que promoviera los derechos de los refugiados palestinos, incluido el Derecho al Retorno, pero afirmó que la interferencia extranjera había afectado a la calidad y al contenido de la educación ofrecida.
Según Oueidat, Estados Unidos e Israel presionaron a la UNRWA para que modificara sus planes de estudio, eliminando imágenes y temas que consideraban inapropiados, e incluyendo otros que contradecían los valores y el patrimonio palestinos.
Este intento de influencia se enmarcaba en términos de neutralidad e imparcialidad, pero, según el exfuncionario, su objetivo era corromper a la organización y mitigar su influencia en la región.
La UNRWA se ha enfrentado recientemente a duras críticas, especialmente tras el descubrimiento de los vínculos de su personal con Hamás y la implicación de algunos miembros en la masacre del 7 de octubre, así como por mantener a israelíes como rehenes en Gaza tras el ataque. Como consecuencia, dieciséis países suspendieron su financiación a la UNRWA. Aunque la agencia despidió a algunos empleados acusados de tener vínculos con Hamás, otros siguen en sus puestos.
Philippe Lazzarini, director de la UNRWA, admitió la dificultad de impedir la afiliación del personal a Hamás dentro de la agencia. Además, se han encontrado repetidamente infraestructuras militares de Hamás, incluidos túneles y cohetes, dentro y debajo de las instalaciones de la UNRWA, lo que ha dado lugar a acusaciones de complicidad en los esfuerzos militares de Hamás.
El contenido educativo de la UNRWA ha sido criticado por incitar al terrorismo y al antisemitismo. IMPACT-SE, en su informe más reciente, señaló que los libros de texto de la UNRWA promueven el antisemitismo, la violencia, la yihad y el martirio, sin enseñar la paz como una opción viable.
Entre los ejemplos de material incendiario se incluye la glorificación de actos terroristas y figuras como Dalal Mughrabi, responsable de la masacre de la carretera costera de 1978, presentado como modelo para los niños.