La presión internacional para incrementar la asistencia humanitaria a Gaza impulsa un cambio en la estrategia de Israel. Según una carta obtenida por The Associated Press, el gobierno israelí evalúa permitir que las organizaciones humanitarias ya establecidas en el enclave mantengan el control sobre la distribución de ayuda no alimentaria, mientras un grupo respaldado por Estados Unidos asumiría la gestión de los suministros de alimentos.
Este ajuste sugiere que Israel reconsidera su intención inicial de supervisar estrictamente toda la ayuda destinada a Gaza. La nueva propuesta implica un retroceso en los planes de restringir la participación de agencias humanitarias con larga trayectoria en el territorio, las cuales han manejado tradicionalmente la entrega de asistencia.
La misiva, con fecha del 22 de mayo, lleva la firma de Jake Wood, director de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una entidad aprobada por Israel. Dirigida a COGAT, la agencia militar encargada de coordinar la transferencia de ayuda al enclave, la carta detalla un acuerdo entre Israel y GHF. Este pacto establece que los suministros no alimentarios, como equipos médicos, productos de higiene y materiales para refugios, permanecerán bajo la administración de un sistema liderado por las Naciones Unidas, responsable de la mayor parte de la ayuda en Gaza hasta la fecha.
En contraste, la distribución de alimentos quedará a cargo de GHF, aunque la carta menciona un período de transición durante el cual las agencias humanitarias y la fundación colaborarán. El documento reconoce las limitaciones de GHF: “No contamos con la capacidad técnica ni la infraestructura necesaria para gestionar estas distribuciones de manera autónoma, por lo que respaldamos el liderazgo de las organizaciones establecidas en este ámbito”.
La Fundación Humanitaria de Gaza verificó la autenticidad de la carta, pero se abstuvo de ofrecer declaraciones adicionales. Por su parte, COGAT declinó comentar sobre el contenido del documento y remitió las consultas a la oficina del primer ministro Benjamin Netanyahu, que no respondió a las solicitudes de información. Funcionarios de las Naciones Unidas también guardaron silencio ante las preguntas de la prensa.