La única central eléctrica de Gaza cerró el fin de semana por falta de combustible, dejando a los 2,1 millones de palestinos que viven allí con sólo cuatro horas de electricidad al día.
“Esto afectará gravemente a los derechos económicos y sociales, incluido el suministro de agua potable, la higiene y la atención sanitaria”, declaró la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.
Gaza sufre una escasez crónica de electricidad y nunca puede ofrecer un servicio de 24 horas. Antes de la Operación Amanecer de las FDI contra objetivos de la Yihad Islámica Palestina, los gazatíes recibían entre 11 y 15 horas de electricidad al día.
El cierre por parte de Israel de los dos principales cruces de entrada a Gaza el pasado martes -en Kerem Shalom para el uso comercial y en Erez para los peatones- ha supuesto que el combustible para la central eléctrica o, de hecho, cualquier suministro no pueda entrar en la Franja.
La central cerró el sábado y se espera que siga cerrada hasta que Israel permita la entrada de combustible en la Franja.
Como resultado, “el ya insuficiente suministro de electricidad de Gaza se ha reducido aún más, situándose ahora en menos del 20% de la demanda real”, dijo la ONG israelí Gisha – el Centro Legal para la Libertad de Movimiento.
La ausencia de electricidad dificulta el funcionamiento de los hospitales de Gaza, sobre todo en un momento en el que están atendiendo a las víctimas de los bombardeos aéreos de Israel, señaló Gisha.
“Las instalaciones de tratamiento de agua y aguas residuales de toda la Franja ya se han visto afectadas”, añadió.
Gaza depende de la energía externa
Gaza depende ahora de la limitada energía externa enviada desde Israel. Egipto, que también tiene frontera con Gaza, no le suministra actualmente electricidad.
Gisha, junto con las ONG Adalah, Médicos por los Derechos Humanos y el Centro de Derechos Humanos Al Mezan, con sede en Gaza, pidieron el domingo que las FDI detuvieran la Operación Amanecer y que Israel abriera sus cruces y permitiera la entrada de bienes, incluidos los suministros humanitarios, en la Franja.
Las ONG escribieron una carta al ministro de Defensa, Benny Gantz, al fiscal general, Gali Baharav-Miara, y al coordinador de las actividades gubernamentales en los territorios, el general de división Rassan Alian, con esa petición, añadiendo que, como mínimo, los pacientes médicos deberían poder salir, mientras que el combustible y otras necesidades humanitarias deberían poder entrar.
Las ONG denunciaron que las acciones israelíes en Gaza “levantan serias sospechas de violaciones flagrantes de las leyes del conflicto armado que pueden equivaler a crímenes de guerra, y se le exige que las detenga inmediatamente”, decía la carta.
El domingo por la tarde, tres bombas de mortero disparadas desde la Franja de Gaza impactaron en el paso fronterizo de Erez dañando el techo, según el Ministerio de Defensa. “La metralla cayó en el vestíbulo de entrada, una zona que se utiliza para facilitar el paso diario de miles de gazatíes que trabajan en Israel, dijo el ministerio, añadiendo que el cierre del cruce limitó el impacto de los morteros.
Egipto también opera un cruce hacia Gaza en Rafah, utilizado principalmente para el tráfico peatonal. Ha estado cerrado durante el último año.