La Oficina del primer ministro de Israel informó el lunes que la reconstrucción en el lado controlado por Israel de la denominada “Línea Amarilla” en la Franja de Gaza puede comenzar de inmediato, sin necesidad de esperar a la segunda fase del plan de paz de Gaza negociado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Un funcionario de la oficina explicó que “el terreno está despejado ahora, y en realidad podemos comenzar a construir. No necesitamos esperar a la fase dos de nuestro lado”. Añadió que Israel no se opone a que inversores y constructores de diferentes países inicien los esfuerzos de reconstrucción en las zonas bajo control de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), siempre que sean “personas pro-Israel y no representen ningún daño para Israel”.
Durante su visita a Israel la semana pasada, el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, respaldó un enfoque similar. Antes de partir, declaró que, aunque “todo esto aún es bastante temprano”, la idea es clara: “tomen las áreas donde Hamás no está operando, comiencen a reconstruir muy rápidamente, comiencen a traer a los habitantes de Gaza para que puedan vivir allí, para que puedan tener buenos trabajos y, con suerte, también algo de seguridad y comodidad”.

Con el inicio del alto el fuego a comienzos de este mes, las tropas israelíes se replegaron a la llamada Línea Amarilla, que deja a Israel con el control de aproximadamente el 53 por ciento de la Franja de Gaza. Esta división tiene carácter temporal según el plan de paz de 20 puntos de la administración Trump. Las fuerzas israelíes se retirarán más adelante, una vez que se despliegue la Fuerza Internacional de Estabilización, compuesta por tropas de Estados Unidos y de aliados árabes y musulmanes.
Aunque no se ha definido un cronograma firme para las siguientes etapas del plan, Washington trabaja en la conformación de esta fuerza internacional con el objetivo de garantizar la tregua y asegurar compromisos de participación por parte de países árabes y musulmanes.
Según informes, tropas de Azerbaiyán, Indonesia y Pakistán integrarían el contingente. Turquía, por su parte, ha manifestado interés en desempeñar un papel activo en la supervisión del alto el fuego y en la reconstrucción, pero Israel se ha opuesto con firmeza a permitir la participación de Ankara, dado el deterioro de las relaciones bilaterales durante la guerra.
El plan de paz impulsado por la administración Trump también contempla un “plan de desarrollo económico para reconstruir y energizar Gaza”, elaborado por un panel de expertos con el propósito de atraer inversiones que generen empleo, oportunidades y estabilidad. Las Naciones Unidas han estimado que el costo de la reconstrucción asciende a unos $70 mil millones, incluyendo la remoción de más de 61 millones de toneladas de escombros acumulados tras dos años de guerra.

En medio de este contexto, el Foro de Familias de Rehenes exigió el lunes la suspensión de los próximos pasos del plan estadounidense hasta que se devuelvan los cuerpos de los 13 rehenes muertos que aún permanecen en Gaza. Aunque Hamás afirmó haber entregado un cuerpo esa noche, la evaluación inicial de las autoridades israelíes fue que los restos pertenecían a un rehén cuyo cuerpo ya había sido previamente devuelto.
El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, líder del partido Sionismo Religioso, insistió ese mismo día en que “la guerra aún no ha terminado”, pese al alto el fuego negociado por Estados Unidos y a las declaraciones del presidente Trump de que la guerra había concluido. Smotrich, quien considera a Gaza una “parte inseparable de Israel” y ha abogado por el restablecimiento de los asentamientos israelíes, aseguró que “Israel no permitirá la rehabilitación de Gaza mientras Hamás no haya sido completamente desmantelado”, al considerar esta condición “fundamental para la reconstrucción”.
También abordó sus recientes declaraciones sobre la normalización de relaciones con Arabia Saudita, en las que había dicho que Riad “siga montando camellos en el desierto”. Tras disculparse por el comentario, reiteró ante la prensa que “nadie nos está haciendo un favor al normalizar las relaciones con nosotros y unirse a los Acuerdos de Abraham”. Añadió que Israel “siempre ha extendido una mano en paz”, pero “no aceptará ninguna condición que implique dividir la tierra, renunciar a partes de nuestra patria o negar nuestra herencia y nuestras raíces”.
El primer ministro Benjamin Netanyahu ha promovido desde hace tiempo la normalización con Arabia Saudita. Sin embargo, Smotrich advirtió que no respaldará un acuerdo de ese tipo si incluye la creación de un Estado palestino. Arabia Saudita, por su parte, ha sostenido que solo establecerá relaciones plenas con Israel si se garantiza un proceso irreversible y con plazos definidos hacia la formación de un Estado palestino, algo a lo que Smotrich y otros miembros del gobierno de Netanyahu se oponen abiertamente.
