El martes por la mañana, un total de 1.974 judíos ascendieron al Monte del Templo en Jerusalén, en conmemoración del día de Tisha B’Av, recordando la destrucción de los Sagrados Templos. Algunos de los presentes fueron captados en video postrándose, una práctica generalmente restringida por la policía israelí.
Durante la jornada, la policía detuvo y expulsó a 40 personas que infringieron las normas al postrarse y desplegar banderas israelíes. De estos, 29 fueron advertidos y 11 quedaron bajo custodia para ser interrogados.
Entre los asistentes se encontraban los ministros Itamar Ben-Gvir e Itshak Waserlauf, así como el diputado Amit Halevi del partido Likud. Ben-Gvir y Waserlauf fueron vistos rezando en el lugar, mientras que la disminución de la actividad policial facilitó las postraciones.
Ben-Gvir destacó la importancia del evento en el Monte del Templo, señalando avances en gobernanza y soberanía, y subrayó la necesidad de derrotar a Hamás: “Debemos ganar esta guerra y ponerlos de rodillas”, afirmó.
El diputado Halevi también expresó que su visita tenía como objetivo orar por la victoria en una “guerra por el Monte y por Dios” contra un enemigo que, según él, “llena el mundo de maldad en nombre de la religión”.
La Oficina del primer ministro emitió un comunicado señalando que la política sobre el Monte del Templo está bajo la autoridad del gobierno y el primer ministro, reiterando que no existe una política individual de ningún ministro respecto al lugar. Además, calificaron el incidente como una desviación del status quo, asegurando que la postura de Israel sobre el Monte del Templo no ha cambiado.
Desde la oposición, Yair Lapid criticó duramente el incidente, calificándolo como una campaña electoral peligrosa que podría desatar una guerra regional. Por su parte, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, también condenó la acción, describiéndola como un intento de provocar incendios en Oriente Medio, y pidió que se excluya a Ben-Gvir del gabinete de guerra.
El ministro de Servicios Religiosos, Michael Malkieli, y el líder del UTJ, Moshe Gafni, también mostraron su desaprobación, señalando la provocación innecesaria que representa la subida al Monte del Templo y el daño que causa al pueblo judío.
El diputado Benny Gantz exigió al primer ministro que tomara medidas adicionales, acusando a los ministros de actuar en contra de las políticas del gobierno y poniendo en peligro la seguridad del país.
Desde el partido Hadash-Ta’al, el diputado Ahmed Tibi acusó a Ben-Gvir de incitar a una guerra regional y de violar el status quo en el Monte del Templo. Además, responsabilizó al primer ministro Netanyahu por permitir estas acciones.
Las familias de los rehenes también criticaron a Ben-Gvir, acusándolo de sabotear un posible acuerdo para el retorno de los rehenes y poner en peligro su seguridad con sus acciones.
En respuesta a las críticas, el equipo de Ben-Gvir reiteró que su política busca garantizar la libertad de culto para los judíos en todo el país, incluido el Monte del Templo.
Por su parte, la embajada de Estados Unidos en Israel reafirmó su apoyo a la preservación del status quo en los lugares sagrados de Jerusalén y rechazó cualquier acción unilateral que lo amenace.
Finalmente, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania condenó la incursión de los ministros israelíes en la mezquita de Al-Aqsa, calificándola de violación del derecho internacional y pidió una condena internacional clara y firme.