El primer ministro, Naftali Bennett, insistió el viernes en que su predecesor y líder de la oposición, Benjamin Netanyahu, no es apto para volver a ocupar el cargo de primer ministro, pero aclaró que no descarta formar parte de un futuro gobierno encabezado por el líder del Likud.
Bennett, que concedió varias entrevistas a medios de comunicación hebreos, dijo que no ha decidido si se presentará de nuevo o no. En cambio, está centrado en preparar al ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, para que le sustituya como primer ministro interino, según su acuerdo de coalición, dijo.
Bennett y Lapid anunciaron el lunes su decisión de avanzar en la legislación para disolver la 24.ª Knesset después de solo un año en el poder debido a su incapacidad para mantener su estrecha, aunque políticamente diversa, coalición, por más tiempo.
La decisión de Bennett de formar un gobierno con Lapid, la facción izquierdista Meretz y el partido islamista Ra’am le expuso a las críticas de su base derechista, después de haber hecho campaña para evitar este tipo de asociaciones.
Justificó el movimiento señalando que también se comprometió a actuar para evitar unas quintas elecciones consecutivas y que la unión con los diversos partidos -cuyo principal punto en común era el deseo de sustituir a Netanyahu- era la única forma de sacar al país del ciclo electoral.
Pero la explicación no parece convencer a muchos votantes, y su partido se encuentra actualmente entre los cuatro o cinco escaños mínimos. En este contexto, se ha especulado con la posibilidad de que Bennett no vuelva a presentarse o se tome un descanso de la política, como han hecho varios ex primeros ministros.
Preguntado por su postura al respecto, Bennett dijo que no tomaría su decisión hasta que Lapid le haya sustituido como primer ministro, lo que podría ocurrir tan pronto como el lunes si la Knesset termina de aprobar las cuatro lecturas del proyecto de ley para disolverse.
Bennett continuó afirmando que la posición de su partido en las encuestas no es lo que está guiando su decisión.
“Me preguntaré una sola cosa: Si, dada la ruptura sin precedentes en la nación, mi entrada en las elecciones ayudará a unificar”, dijo al Canal 12.
“Me preguntaré en los próximos días si es bueno para el Estado, si es esencial que desempeñe un papel. Y si la respuesta es sí, entonces sí, y si no, no es el fin del mundo”.
“Mucha gente dice ‘has sido un buen primer ministro, sigue, sigue, de alguna manera sigue’”, dijo. “En casa, menos”, añadió riendo, en reconocimiento del coste del trabajo para su familia.
Preguntado por su enfoque de las próximas elecciones si decide presentarse, Bennett expresó su oposición a Netanyahu, pero se negó a descartar una futura cooperación con él.
“Netanyahu no es la persona adecuada [para ser primer ministro]. Su comportamiento es el más divisivo que he visto en años”, argumentó Bennett, citando la “máquina de veneno” que, según él, el líder del Likud ha desatado sobre sus oponentes políticos e insistiendo en que ha contaminado la política israelí con falsedades y maldades.
No obstante, el primer ministro argumentó que Netanyahu no debería ser descalificado para ejercer como primer ministro, en una aparente referencia a su oposición a un intento de última hora de sus socios de coalición de aprobar una legislación que prohíba a los MK como Netanyahu.
Bennett argumentó que el público debería poder decidir quién será primer ministro.
“No voy a invalidar a nadie. Si todo el mundo rechaza a todo el mundo, no tendremos gobierno y tendremos que pasar por cuatro elecciones más”, dijo, diferenciándose de la mayoría de sus otros socios de coalición -izquierda, derecha y centro- que han descartado servir bajo el mando de Netanyahu y lo ven como un peligro para el país.
Aunque las elecciones son casi seguras, la coalición aún debe aprobar la legislación para disolver la Knesset para que eso ocurra.
Varios miembros de la facción Yamina de Bennett han intentado anticiparse a la medida formando una coalición alternativa dentro de la actual Knesset con la ayuda de los partidos de la oposición de derechas.
El esfuerzo siempre iba a ser una posibilidad remota, ya que en el parlamento actual sigue habiendo una mayoría de los que se niegan a sentarse con Netanyahu.
Sin embargo, la número dos de Bennett, Ayelet Shaked, que es uno de los miembros más derechistas de la coalición, habría mantenido llamadas maratonianas con varios líderes de partidos, tanto de la coalición como de la oposición, en un intento de lograr lo improbable desde que Bennett tomó su decisión el lunes. Shaked estaba en Marruecos en ese momento y no regresó a Israel hasta el jueves. Se reunió con Bennett el viernes, pero no se informó del contenido de sus conversaciones.
Sin embargo, tanto Kan como el Canal 12 la citaron diciendo que había dicho a sus confidentes que había agotado todos los esfuerzos para formar una coalición alternativa dentro de la actual Knesset.
Ambas cadenas dijeron también que Shaked espera hacerse cargo del partido Yamina si Bennett decide no volver a presentarse, aunque algunos creen que seguirá a Bennett en su descanso de la política, dada la falta de popularidad de su partido en las encuestas.
En cualquier caso, es posible que Bennett prefiera ceder las riendas al viceministro de Asuntos Religiosos, Matan Kahana, que ha sido uno de los más fervientes defensores del primer ministro durante el último año.
En cuanto a los demás partidos de la coalición, el Canal 12 informó el viernes de que el partido centrista Azul y Blanco del ministro de Defensa, Benny Gantz, hizo una oferta al partido derechista Nueva Esperanza del ministro de Justicia, Gideon Sa’ar, para presentarse en una lista conjunta en las próximas elecciones. Mientras que Azul y Blanco se ha estabilizado en torno a los ocho o nueve escaños en la mayoría de las encuestas, el partido de Sa’ar apenas cruza el umbral electoral. Los impulsores de la propuesta creen que una candidatura conjunta producirá mejores resultados que si los dos partidos se presentan por separado, dijo la cadena.
Por otra parte, el viernes, el MK del Likud, Miki Zohar, dijo que no tendría ningún problema en que el MK del Sionismo Religioso, Itamar Ben Gvir, fuera ministro si el bloque de Netanyahu logra formar gobierno.
Ben Gvir, discípulo del rabino Meir Kanahe, consiguió entrar en la Knesset por primera vez el año pasado gracias a una fusión con el partido Unión Nacional de Bezalel Smotrich que fue preparada por Netanyahu.