Una comisión gubernamental israelí que investiga un accidente mortal en un lugar de peregrinación judía en abril llevó a cabo su primer día de audiencias el domingo, casi cuatro meses después de que la estampida en el Monte Meron dejara 45 muertos.
El incidente del 29 de abril en la fiesta judía del norte de Israel fue el desastre civil más mortífero de la historia del país. Alrededor de 100.000 fieles, en su mayoría judíos ultraortodoxos, asistieron a las festividades a pesar de las normas sobre el coronavirus que limitan las reuniones al aire libre a 500 personas, y a pesar de las repetidas advertencias sobre la seguridad del lugar.
Cientos de personas se embotellaron en un estrecho pasillo que descendía por la montaña, y una pendiente resbaladiza hizo que la gente tropezara y cayera. La avalancha humana resultante mató a 45 personas e hirió al menos a 150.
En junio, el gobierno israelí aprobó la formación de una comisión de investigación estatal independiente.
El panel, encabezado por la jueza jubilada del Tribunal Supremo Miriam Naor, inició los procedimientos con el testimonio del jefe de la policía del distrito norte, Shimon Lavi, el oficial que estaba a cargo de la gestión del evento.
Lavi dijo que las festividades del Monte Meron son el evento anual más importante de la Policía de Israel, que requiere amplios recursos, planificación y preparación. Dijo que por motivos de seguridad “no se ha limitado la asistencia a Meron, así se ha hecho durante los últimos 30 años”. Cualquier intento de limitar la entrada y poner barricadas podría provocar “cuellos de botella y desastres mucho mayores”, dijo.
Se cree que el sitio en el norte de Israel es el lugar de enterramiento del célebre sabio del siglo II Rabí Shimon Bar Yochai. El complejo de la tumba y las estructuras adyacentes son gestionadas por el departamento de lugares sagrados del Ministerio de Servicios Religiosos. Los expertos llevaban tiempo advirtiendo de que el complejo del Monte Meron no estaba suficientemente equipado para acoger a las enormes multitudes que acuden allí durante la fiesta de primavera, y que la infraestructura existente constituía un riesgo para la seguridad.
Sin embargo, la reunión de abril siguió adelante este año, ya que poderosos políticos ultraortodoxos habrían presionado al entonces primer ministro Benjamín Netanyahu y a otros funcionarios del gobierno para que levantaran las restricciones de asistencia.
Lavi dijo que había habido “negligencia durante muchos años” y “una falta de comprensión de que el evento creció con el tiempo y que la infraestructura no era adecuada, más bien una especie de tirita”.