En estos momentos, el Comité de la Cámara de Representantes de la Knéset trabaja en un proyecto de ley que brindaría al gobierno la facultad de despojar a los familiares de los terroristas de su ciudadanía o residencia, así como también de deportarlos. Este proceso se encuentra en la fase de preparación para las necesarias segundas y terceras lecturas que permitirán que la propuesta se convierta en ley.
De acuerdo con lo que establece la propuesta, el ministro del Interior podrá, tras llevar a cabo una audiencia, ordenar la deportación de un familiar de un terrorista que tuviera conocimiento previo de los planes y que mostrara apoyo o aliento hacia dicho acto.
Un representante de la Procuraduría general de la República, al comparecer ante la comisión, mencionó que se debe establecer un patrón de conducta para la aplicación de esta ley, la cual, según él, “debe establecerse como una orden temporal para la guerra actual”.
“Dejen de mirar los derechos de los terroristas y miren los cementerios israelíes que están siendo llenados por estos atentados”, manifestó Ofir Katz, presidente del comité y miembro del Likud.
Katz también agregó: “Estamos en guerra, nos están masacrando y no tenemos ningún poder de disuasión contra ellos. Si el terrorista hubiera sabido que, al disparar a una oficial de policía en un McDonald’s de Beersheba, sus padres serían deportados, tal vez se lo hubiera pensado dos veces”.
El pasado domingo, Ahmad al-Uqbi, un ciudadano beduino de Israel, asesinó a la oficial de policía fronteriza Shira Suslik e hirió a otras diez personas durante un tiroteo en la estación central de autobuses de Beersheba.
Luego de este ataque, tanto la ministra de Transporte, Miri Regev, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, solicitaron la deportación de las familias de los terroristas, incluyendo a aquellos que ostentan ciudadanía israelí.