La continua apertura de Israel a la participación china en grandes proyectos de infraestructura está haciendo que algunos funcionarios de la administración de Trump reconsideren su apoyo a la soberanía israelí en Judea y Samaria, afirmó un funcionario de los Estados Unidos a The Jerusalén Post el lunes.
La advertencia se produjo cuando el embajador de los Estados Unidos en Israel, David Friedman, se dirigió a Washington para reuniones en la Casa Blanca para determinar la posición estadounidense sobre las opciones de soberanía que Israel está considerando.
El funcionario estadounidense habló semanas antes de que se cerrara una licitación para construir dos líneas del tren ligero de Tel Aviv, y tres de los seis grupos internacionales que se presentaron a la licitación incluyen empresas estatales chinas, la mayoría de las cuales trabajaban en proyectos ferroviarios en Irán.
El funcionario estadounidense advirtió que “el gobierno israelí está tratando de tenerlo todo con nosotros. Quiere la aprobación para la soberanía y la continuación de los beneficiosos lazos económicos, diplomáticos y de seguridad, mientras abre la puerta a China en proyectos de infraestructura crítica como el 5G y el ferrocarril ligero”.
El comportamiento de Israel está “levantando las cejas” en Washington, “incluso con fuertes partidarios pro-Israel en la administración”, señaló la fuente.
En los últimos meses, los Estados Unidos han estado pidiendo a sus aliados que rompan los lazos con China en áreas con riesgos de seguridad y que reduzcan sus lazos económicos con China más ampliamente.
El Secretario de Estado, Mike Pompeo, reiteró esta posición en un discurso en la Cumbre Virtual de la Democracia de Copenhague el viernes, mencionando que “el Partido Comunista Chino arma fuertemente a las naciones para hacer negocios con Huawei, un brazo del estado de vigilancia del PCCh”. Y está atacando flagrantemente la soberanía europea comprando puertos e infraestructuras críticas, desde el Pireo hasta Valencia.
“Cada inversión de una empresa estatal china debe ser vista con sospecha”, añadió, pidiendo a los aliados de los Estados Unidos que “se quiten los anteojos dorados de los lazos económicos”.
Sin embargo, la licitación de 15 mil millones de NIS de la NTA, Sistema Metropolitano de Tránsito Masivo para planificar, construir y mantener los sistemas y vagones de tren para las líneas verde y púrpura del tren ligero de Tel Aviv ha permanecido abierta a las empresas chinas.
Las presentaciones para la licitación, que está en la etapa de precalificación, terminan en julio, y se espera que el ganador sea elegido en diciembre. Seis grupos internacionales de construcción han presentado ofertas para construir las líneas de metro ligero, tres de las cuales incluyen empresas chinas, que son de propiedad estatal.
La preocupación de los Estados Unidos por la participación de las empresas chinas en los principales proyectos de infraestructura en Israel, que Pompeo expresó en su visita a Israel el mes pasado, se debe en parte a la capacidad de los agentes chinos de reunir información de inteligencia mientras trabajan en ellos, así como a las enormes pérdidas económicas, sociales y ambientales, e incluso las víctimas, que podrían infligirse si esa infraestructura resulta dañada.
El mes pasado, en medio de grandes presiones de la administración de Trump, Israel seleccionó a la compañía local IDE Technologies, en lugar de la firma china Hutchison, para construir Sorek 2, la planta de desalinización más grande del mundo.
Más allá de las preocupaciones de los Estados Unidos sobre la participación de cualquier empresa china en la infraestructura crítica, casi todas las empresas que se presentan a la licitación para construir el tren ligero de Tel Aviv tienen vínculos con Irán. La diferencia entre las empresas chinas que hacen negocios tanto con Israel como con Irán y otras empresas, es que las chinas son de propiedad estatal y el gobierno está directamente involucrado en sus acciones.
La Corporación de Ingeniería Ferroviaria de China está construyendo una línea de alta velocidad en Irán entre Teherán e Ispahán vía Qom, así como una segunda línea de metro para la ciudad de Ahvaz. La Compañía China de Ingeniería Portuaria tiene una sucursal en Irán, la Compañía China de Construcción de Comunicaciones firmó un acuerdo para trabajar en la autopista Teherán-Shomal en Irán. Además, la Compañía China de Construcción de Ferrocarriles construyó una línea de ferrocarril de 263 km entre Kermanshah y Khosravi en el oeste de Irán, y la CRRC, el mayor proveedor mundial de equipo de tránsito ferroviario ha complementado a Irán con 100 vagones de metro.
Estas asociaciones se están sopesando incluso después de que Israel haya pedido repetidamente a Europa que se sume a las sanciones de los Estados Unidos contra Irán.
Un informe del instituto de investigación RAND para el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, publicado este año, advirtió que China tiene estrechos vínculos con Irán, y que “el gobierno chino podría exigir a las empresas chinas que hacen negocios en Israel que compartan ideas con el gobierno iraní para ganar amigos e influencia en Teherán”.
China también podría tratar de usar el hecho de que las mismas compañías construyen infraestructura en Israel e Irán para tratar de poner influencia política en Israel para apoyar sus posiciones. Ha utilizado este tipo de influencia en el pasado, como en el 2013, cuando condicionó una visita a Pekín del Primer Ministro, Benjamin Netanyahu, a que impidiera a los funcionarios de defensa testificar en una demanda federal de Nueva York contra el Banco de China por lavado de dinero iraní para Hamás y la Jihad Islámica Palestina.
El ex funcionario del Shin Bet, Harel Menashri, fue aún más lejos, advirtiendo en el informe de RAND que “si Israel busca atacar a Irán, China podría dañar las operaciones de infraestructura en Israel para indicarle que no debe atacar”.
Los Estados Unidos han animado específicamente a Israel a establecer un sistema más robusto de sopesar los riesgos de las inversiones extranjeras en infraestructura, similar al Comité de Inversiones Extranjeras estadounidense.
Israel tiene un comité de inversiones extranjeras, fundado a finales del año pasado, con representantes de los ministerios de Finanzas y Defensa y el Consejo de Seguridad Nacional, pero sus recomendaciones no son vinculantes, y no tiene el poder de cancelar acuerdos.
También es voluntario, lo que significa que los reguladores en diferentes campos pueden elegir si llevar una inversión potencial ante el comité. Además, las inversiones que no necesitan ya la aprobación del gobierno no serán llevadas al nuevo comité en absoluto.
El comité solo da consejos sobre inversiones en finanzas, comunicaciones, infraestructura y energía, no en el sector tecnológico, la categoría en la que caen la mayoría de las inversiones chinas en Israel en la última década.
Además, dado que el comité no se formó mediante legislación, no hay casi ninguna transparencia sobre su composición o mandato y ninguna en absoluto sobre sus reuniones.