El primer ministro Naftali Bennett todavía no ha decidido una estrategia respecto a Irán, aunque parece estar coqueteando con volver al enfoque del gobierno anterior, dijo el martes el ex director del Mossad Tamir Pardo.
En una conferencia en la Universidad de Reichman, Pardo dijo: “La cuestión es si Israel tiene una estrategia con respecto a Irán… Creo que Israel todavía no tiene una estrategia. Pero me parece que la tendencia es que Israel vuelva a lo de antes”, en referencia a las similitudes temáticas entre el gobierno anterior y un discurso anterior de Bennett en la conferencia.
Pardo fue un firme crítico de la política del anterior primer ministro, Benjamin Netanyahu, que abogaba por una crítica abierta y contundente del acuerdo nuclear JCPOA de 2015, patrocinado por Estados Unidos, y de la esperanza de la administración Biden de volver al acuerdo.
Por el contrario, el ex jefe del Mossad ha dicho que, con todos sus agujeros, el acuerdo también tiene ventajas y que Jerusalén no debe pelearse con EE.UU. en público por las diferencias políticas relacionadas con Irán.
Por el contrario, ha dicho que Israel debe trabajar discretamente entre bastidores para convencer a Washington de que mejore el acuerdo.
“¿Podemos amenazar con la guerra todo el día?”, preguntó, explicando de nuevo su razonamiento el martes. “Para hacer un único ataque dirigido, no hay mejor fuerza que Israel”.
Sin embargo, contrastó con los exitosos ataques de un solo objetivo de Israel contra los reactores nucleares de Irak y Siria en 1981 y 2007, por ser una situación mucho más difícil.
Irán “no es la misma ópera”, refiriéndose al nombre en clave del ataque al reactor nuclear de Irak. “Sólo Estados Unidos sabe cómo” atacar las numerosas instalaciones nucleares de Irán.
“Habría docenas de objetivos a diferencia de la historia en Irak y Siria”, que probablemente estaría más allá de las capacidades de Israel, y añadió que detener a la República Islámica es también más difícil porque gran parte de su programa nuclear es de construcción propia y podría reconstruirse sin ayuda extranjera.
En el caso de Irak y Siria, las principales instalaciones nucleares atacadas eran todas construcciones extranjeras y los países tenían una capacidad casi nula para reconstruirlas por sí mismos.