El presidente del Partido Zehut, Moshe Feiglin, sostuvo que la creciente dependencia de Israel de Estados Unidos durante los conflictos en Gaza y Líbano responde a una política intencionada del liderazgo israelí, y no a la presión de Washington sobre el gobierno de Jerusalén.
“Esa fue la estrategia desde el principio”, declaró Feiglin a Arutz Sheva – Israel National News, acusando al Ejecutivo de entregar de forma progresiva la soberanía diplomática y militar de Israel en favor de los intereses estadounidenses.
El dirigente mencionó la base militar encabezada por Estados Unidos en Kiryat Gat, destinada a supervisar la aplicación del alto el fuego, y la describió como el reflejo de que Israel se está transformando en un “estado cliente semioficial”.
“El presidente Trump nos dijo que quería que fuéramos la potencia dominante en la región, pero no estábamos listos para eso. La gente piensa que Trump manipuló a Netanyahu, pero de hecho, Netanyahu manipuló a Trump”, afirmó Feiglin. “Trump, pensando como un hombre de negocios y un matón global, quería trabajar con Netanyahu porque sus votantes nos aman. Pero en cambio, la conciencia nacional israelí se ha derrumbado, hemos perdido nuestro sentido del nacionalismo”.
Feiglin añadió: “La verdadera tragedia es que Trump entendió que no queríamos tomar el control, así que recurrió a al-Julani y buscó hacer tratos allí: se postuló para administrar Gaza porque no lo queríamos. Cuando quedó claro que alguien estaba buscando apoderarse de Gaza, muchos protestaron. Pero Netanyahu nos convenció de que no había alternativa. Como no rechazamos la mentalidad izquierdista ni declaramos que Gaza y Gush Katif debían restablecerse como una ciudad judía, lo que sucedió es que Gaza terminó bajo el control de Estados Unidos, Hamás permaneció en el poder y perdimos nuestra soberanía. Solo mire Kiryat Gat: todo esto fue parte de la estrategia de Netanyahu y las FDI para transferir la soberanía a los estadounidenses”.
Feiglin rechazó la idea de que Netanyahu intente convertir a Israel en una superpotencia regional mediante la obtención del respaldo estadounidense, y atribuyó esa narrativa a una justificación de las limitaciones geopolíticas del país.
“Los árabes no se van de Gaza porque Israel no se lo permite”, afirmó. “Hace dos o tres semanas, el Jefe de Estado Mayor dijo que no aprobaría la creación de una autoridad migratoria por culpa del Procurador general Militar, etcétera. Necesitamos entender que este liderazgo no nos sirve, no funciona para el pueblo de Israel. El presidente Trump nos pidió que nos convirtiéramos en una potencia regional, pero no quisimos. El problema no es con los estadounidenses; está con nosotros. El problema radica en el liderazgo que elegimos, Benjamin Netanyahu, y en la incapacidad de los partidos para liberarse de sus faldones. No son ellos. Somos nosotros”.
