Ocho décadas después del fin del Holocausto, Israel se enfrenta de nuevo a un enemigo “despiadado y brutal” que busca su destrucción, declaró el primer ministro Benjamin Netanyahu en la ceremonia oficial de conmemoración de Yom Hashoah en Yad Vashem.
Netanyahu afirmó que el ataque de Hamás el 7 de octubre “no fue un Holocausto, no por la ausencia de intención de aniquilarnos, sino por la ausencia de capacidad”.
Insistió en que el grupo terrorista palestino tenía la “misma intención” de acabar con el pueblo judío que los nazis, añadiendo que “los asesinos de Hamás están guiados exactamente por el mismo objetivo”. Sin embargo, destacó que, a diferencia del Holocausto, hoy Israel “tiene una fuerza que puede defenderlo”.
El primer ministro prometió que Israel “completará la eliminación de las capacidades de Hamás” y liberará a los rehenes. Subrayó que “nuestros enemigos cometieron un grave error al pensar que éramos una sociedad débil. Se equivocaron.
A La hora de la verdad, nos pusimos hombro con hombro, llenos de determinación, resiliencia y poder. Nuestra prueba es continuar y mantenernos unidos hasta alcanzar la victoria, porque estos son días fatídicos y esta es la única manera de garantizar nuestra existencia y nuestro futuro”.