En el evento dedicado a los soldados caídos cuyos restos no han sido recuperados, el presidente Isaac Herzog destacó la “obligación moral suprema” de Israel de permitir que las familias encuentren consuelo mediante un entierro digno.
Desde el cementerio militar del Monte Herzl en Jerusalén, afirmó que este principio se extiende también a quienes murieron en la guerra actual. “No debemos descansar ni guardar silencio hasta que todos regresen a casa, tanto los rehenes vivos como los muertos”, declaró, calificándolo como un “pacto supremo” entre el Estado y sus ciudadanos.
Según Herzog, los enemigos de Israel siguen subestimando la determinación del país y de sus fuerzas de seguridad, provocando así nuevas tragedias para sus propios pueblos. Reiteró el compromiso de recuperar los restos del teniente Hadar Goldin, asesinado y secuestrado en Gaza durante un alto el fuego en 2014.
El evento se celebra el 7 de Adar en el calendario hebreo, fecha establecida por el Gran Rabinato en memoria de los soldados cuyo lugar de sepultura se desconoce, coincidiendo con la tradición judía que señala este día como el nacimiento y muerte de Moisés.
Herzog también advirtió sobre el peligro de las divisiones internas en Israel, afirmando que “la guerra interna vuelve a surgir, como si no hubiéramos aprendido nada”. Acusó a Irán de aprovechar estos conflictos y concluyó con un llamado desesperado: “¡No queremos más, basta!”