El Comité de Finanzas, Asuntos Internos y Medio Ambiente de la Knéset llevará a cabo una audiencia la próxima semana con el fin de examinar el posible traslado de la tumba de Izzedine al-Qassam, considerado un extremista islámico y figura histórica vinculada al terrorismo, que permanece sepultado en la ciudad de Nesher, al norte de Haifa, en un terreno perteneciente al Estado.
El nuevo presidente del comité, Yitzhak Kroizer (Otzma Yehudit), declaró que “debemos eliminar la desgracia y la mancha moral de que el padre del terrorismo, Izzedine al-Qassam, está enterrado en tierras estatales y, por lo tanto, celebraré la primera audiencia en el Comité del Interior sobre la remoción de la tumba del architerrorista”.
Kroizer añadió: “Nuestra demanda es mover su tumba o usarla como moneda de cambio en las negociaciones para devolver a los rehenes. O será enterrado en un cementerio para terroristas”. Estas declaraciones fueron difundidas por el medio israelí Walla, que reportó la agenda del nuevo titular del comité parlamentario.
Izzedine al-Qassam nació en Siria y combatió contra el dominio colonial francés en ese país. Posteriormente, se trasladó a la región bajo mandato británico, donde impulsó ataques armados contra los británicos y contra los judíos que habitaban Judea y Samaria. Durante la década de 1930, organizó varios asesinatos de judíos en Palestina. Las Brigadas al-Qassam, brazo armado de Hamás, y los cohetes Qassam lanzados desde Gaza llevan su nombre.
Yitzhak Kroizer asumió ayer la presidencia del comité en sustitución del diputado Yaakov Asher, del partido Judaísmo Unido de la Torá, que abandonó la coalición de gobierno tras una disputa relacionada con el reclutamiento obligatorio de estudiantes de yeshivá. Kroizer declaró que permanecerá en el cargo hasta el eventual regreso de Asher.