Pese a la significativa oposición a nivel global, los parlamentarios israelíes aprobaron con 92 votos a favor y 10 en contra una ley que efectivamente bloquea a la UNRWA, la agencia de la ONU dedicada a los refugiados palestinos, de operar en áreas controladas por Israel. Esto se logra anulando un acuerdo firmado en 1967 que permitió las actividades de la agencia.
El gobierno de Israel sostiene que más del 10 % de los empleados de la UNRWA en Gaza tienen vínculos con grupos terroristas y que las instituciones educativas que funcionan bajo su auspicio fomentan el odio hacia Israel, además de glorificar acciones terroristas.
En febrero, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) revelaron que debajo de las oficinas centrales de la UNRWA en la Franja de Gaza se encontraba un centro de datos subterráneo controlado por Hamás. Además, las FDI han lanzado repetidos ataques sobre centros de mando de Hamás, así como sobre combatientes que se ocultan en las escuelas gestionadas por la UNRWA.
Este movimiento es parte de dos propuestas legislativas presentadas por los miembros de la Knéset, cuyo objetivo es restringir las operaciones de la UNRWA. Una segunda ley, respaldada por Yulia Malinovsky de Yisrael Beytenu y Dan Illouz del Likud, busca prohibir cualquier interacción entre las autoridades estatales y la UNRWA, lo cual reduciría drásticamente las actividades de la agencia tanto en Gaza como en Judea y Samaria.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, calificó la aprobación de las leyes como una “catástrofe”. Asimismo, Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea, alertó sobre “graves consecuencias”.
También, altos funcionarios estadounidenses como Antony Blinken, secretario de Estado, y Lloyd Austin, secretario de Defensa, han mostrado su preocupación por estas medidas, advirtiendo que la aplicación de tales restricciones pondría en riesgo la respuesta humanitaria en Gaza y afectaría servicios esenciales en Jerusalén Oriental.
En una entrevista reciente con The Times of Israel, Boaz Bismuth, legislador del Likud y promotor de la iniciativa, sostuvo que “no hay motivo alguno para que la UNRWA siga operando en Israel”. Argumentó que Israel es un Estado soberano capaz de gestionar las necesidades de sus propios ciudadanos.
En cuanto a las preocupaciones planteadas por Blinken, Bismuth aseguró que Israel “nunca pondría en una posición incómoda a Estados Unidos” y garantizó que no habrá un vacío en la provisión de servicios.
Además, Bismuth destacó que Israel ha proporcionado niveles sin precedentes de ayuda humanitaria en Gaza, especialmente después del 7 de octubre, por lo que no se puede esperar que el país no proporcione servicios similares en Jerusalén Oriental.
“Al contrario”, señaló, “Israel no solo mantendrá los servicios, sino que los mejorará en comparación con lo que ofrece la UNRWA”. Añadió que, de haber sido Blinken un legislador del Likud el 7 de octubre, habría actuado de la misma manera.
Por su parte, Ahmad Tibi, del partido Hadash-Ta’al, calificó el proyecto de ley como “fascista” durante el debate previo a la votación de esta noche.