Los legisladores de la coalición respaldaron la decisión del primer ministro Benjamin Netanyahu de impedir el ingreso de más ayuda a Gaza. Justificaron la medida en la negativa de Hamás a aceptar lo que Israel presentó como una propuesta estadounidense para prolongar la primera fase del acuerdo de alto el fuego, que expiró tras 42 días.
Hamás condenó la decisión de Netanyahu, calificándola como «una extorsión barata, un crimen de guerra y un ataque flagrante al acuerdo». Instó a los mediadores a presionar a Israel para revertir la medida y advirtió que el Estado judío es responsable de sus consecuencias tanto para los habitantes de Gaza como para los rehenes.
Líderes de la oposición sionista, entre ellos Yair Golan, Yair Lapid, Avigdor Liberman y Benny Gantz, evitaron pronunciarse sobre la decisión. En contraste, legisladores de extrema izquierda y organizaciones civiles alertaron sobre el impacto en los civiles y rehenes en Gaza y criticaron a Netanyahu por negarse a negociar la segunda fase del alto el fuego.
Esta segunda fase incluiría la liberación de los rehenes vivos restantes por parte de Hamás y el retiro de Israel de la Franja de Gaza, un punto inaceptable para la coalición de Netanyahu.
Sobre la interrupción de la ayuda humanitaria, el ministro de Relaciones Exteriores, Gideon Sa’ar, afirmó que la administración de Donald Trump respalda la posición israelí y desestimó las advertencias de hambruna en Gaza como «una mentira» sostenida durante la guerra.
«Estamos dispuestos a continuar las negociaciones, incluida la segunda fase, bajo nuestros principios y a cambio de la liberación de los rehenes», declaró Sa’ar en una conferencia de prensa en Jerusalén junto a su homólogo croata.
El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, quien amenazó con derrocar al gobierno si avanza a la segunda fase, celebró en X la decisión de Netanyahu de «detener completamente el flujo de ayuda humanitaria hasta que Hamás sea destruido o se rinda por completo y todos nuestros rehenes sean devueltos». Según Smotrich, garantizar el cese de la ayuda ha sido la razón por la que su partido, Sionismo Religioso, se ha mantenido en el gobierno pese a oponerse al acuerdo de alto el fuego.
El ministro de Educación, Yoav Kisch, coincidió en que la medida es «importante y correcta». Pidió continuar presionando a Hamás con todos los medios disponibles, en cooperación con la administración estadounidense, hasta la liberación del último rehén.
El ministro de Comunicaciones, Shlomo Karhi, reiteró su llamado a la expulsión de los habitantes de Gaza y exigió el regreso inmediato de todos los rehenes. Advirtió que Israel lanzará «fuego y azufre sobre los despreciables terroristas sin piedad» si no son devueltos.
El exministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, cuyo partido Yehudit abandonó la coalición en protesta por el acuerdo de alto el fuego con Hamás, aplaudió la medida de Netanyahu «si realmente se implementa» y afirmó que «es mejor tarde que nunca». Insistió en que esta debería ser la política hasta el regreso del último rehén.
El diputado Ofer Cassif, del partido comunista Hadash, denunció en X que la decisión de Netanyahu constituye un crimen de guerra que «viola el acuerdo de alto el fuego y castiga no solo a los palestinos, que lo han respetado, sino también a los rehenes, que están siendo abandonados a su suerte en un cruel cautiverio».
El colectivo socialista israelí-palestino Standing Together alertó de que la suspensión de la ayuda humanitaria afectará tanto a los civiles como a los rehenes en Gaza. Señaló que la negativa de Netanyahu a negociar la segunda fase del acuerdo, incumpliendo el pacto firmado hace seis semanas, «implica sacrificar a los rehenes y ceder ante la presión de Smotrich para reanudar los combates». La organización, que ha recolectado y transferido ayuda humanitaria a Gaza, aseguró que «una mayoría significativa del público israelí quiere que el acuerdo se complete, la guerra termine y los rehenes regresen vivos».
La segunda fase del acuerdo de alto el fuego prevé que Hamás libere a 24 rehenes que se cree que aún están vivos. En la primera fase, finalizada con la liberación de 33 mujeres, niños y ancianos, todos los rehenes restantes son hombres jóvenes.
Otros 35 rehenes, cuya muerte fue confirmada por las FDI, serían devueltos en una eventual tercera fase. Entre ellos se encuentra un soldado caído en la guerra de Gaza de 2014 y 34 personas secuestradas el 7 de octubre de 2023, cuando miles de terroristas de Hamás atacaron el sur de Israel, dejando 1.200 muertos y capturando a 251 rehenes, hecho que desató la guerra en Gaza.
Netanyahu comenzó las negociaciones para la segunda fase el jueves, aunque el acuerdo le exigía hacerlo el 3 de febrero, en el día 16 de la primera fase. Israel tampoco cumplió con la retirada del Corredor de Philadelphi, límite entre Gaza y Egipto, como estipulaba el pacto.
Minutos después de expirar la primera fase del acuerdo, la oficina de Netanyahu anunció su respaldo a una propuesta para extender el alto el fuego hasta Ramadán y Pésaj. El mes sagrado musulmán, iniciado el viernes en Gaza, concluye el 29 de marzo, mientras que la festividad judía se extiende hasta el 19 de abril. Según la oficina del primer ministro, este período permitiría la liberación de los 59 rehenes restantes. La propuesta fue atribuida al enviado especial de Donald Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff.
El plan israelí contempla que la mitad de los rehenes vivos y muertos sean liberados el primer día de la fase ampliada del cese al fuego. Los restantes serían entregados al final del período si se logra una tregua permanente.