Likud cargó contra Naftali Bennett y lo acusó de ensuciar el debate para tapar sus propios apuros, después de que el exprimer ministro reclamara que la Policía de Israel y el Shin Bet investiguen a Binyamin Netanyahu por el escándalo de Qatargate.
En su comunicado, Likud sostuvo que Srulik Einhorn y Eli Feldstein, señalados como principales sospechosos, “nunca formaron parte de la Oficina del primer ministro”. Añadió que, en lo divulgado sobre Qatargate, “no hay ni una pizca de implicación de la Oficina del primer ministro ni de nadie en su nombre, todo lo contrario”.
“Desde el comienzo de la guerra, la Oficina del primer ministro y el primer ministro han atacado a Qatar, y Qatar ha atacado al primer ministro innumerables veces”, aseguró Likud. Con ese argumento, el partido rechazó la tesis de Bennett y presentó el choque con Doha como un hecho sostenido.
“Bennett, que eligió usar la palabra ‘traición’, haría bien en mirarse a sí mismo”, replicó el portavoz. Lo señaló por “traicionado a sus votantes cuando formó un gobierno con la Hermandad Musulmana, que el propio Bennett definió como un movimiento hermano de Hamás”.
“El refugio del archi-estafador Bennett es la invención de libelos de sangre”, insistió Likud. Según el partido, ese tono busca apartar la atención de “los graves materiales revelados en el hackeo de su teléfono, que se están ocultando a la vista del público”.
La semana pasada, Bennett admitió que piratas informáticos entraron en su cuenta de Telegram. Luego aparecieron en internet varios archivos, entre ellos su lista de contactos, tras la filtración derivada de ese acceso no autorizado.
