El miércoles, el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Israel Katz, reaccionó al ataque sufrido por una mujer iraní que fue agredida por no llevar hijab mientras conducía su automóvil en la ciudad de Noor, Irán.
Katz declaró: “Arezu Badri, una iraní de 31 años y madre de dos hijos, quedó paralizada después de que la policía le disparara por no llevar hijab mientras conducía”. Además, señaló que este acto representa “la dictadura asesina de Jamenei, que oprime a los ciudadanos e impone el Islam radical”.
En un mensaje dirigido a la comunidad internacional, Katz instó: “Debemos detener a Irán ahora, antes de que sea demasiado tarde”.
El incidente ocurrió a finales de julio, cuando Badri fue abordada por la policía mientras conducía hacia su casa. Las autoridades intentaron detenerla y confiscar su vehículo, argumentando que en un momento previo no se había cubierto adecuadamente el cabello. Al no detenerse, los agentes le dispararon, hiriéndola en los pulmones y la columna vertebral.
La bala no fue retirada del cuerpo de Badri hasta diez días después de su ingreso al hospital.
Una fuente cercana al caso reveló a la BBC que Badri está paralizada de cintura para abajo, y los médicos han indicado que podrían pasar meses antes de saber si su parálisis será permanente.