El ministro de Asuntos de la Diáspora, Amichai Chikli, describe la decisión de Australia sobre el diputado Simcha Rothman como “una extensión directa” de la “vergonzosa decisión del gobierno australiano de honrar a los violadores y asesinos de Hamás”. Su declaración se vincula al anuncio del primer ministro Anthony Albanese, quien reconoció un Estado palestino. A través de una publicación en X, Chikli calificó la decisión de “un grave asalto a la libertad de expresión”.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, criticó la determinación australiana, llamándola “una mancha histórica y una vergüenza”. En una publicación en X, Ben Gvir arremetió contra “los gritos de regodeo de los activistas de izquierda israelíes, los colaboradores de Hamás y aquellos que difaman a Israel en todo el mundo”. También afirmó que Albanese se equivoca al creer que una política de apaciguamiento “hará avanzar a Australia”.
El diputado del Sionismo Religioso, Rothman, denunció la resolución de Australia, calificándola de capitulación ante “el antisemitismo que hace estragos en las calles de Australia”. Rothman señaló que su prohibición de entrada se relaciona con una moción de la Knéset de julio, que apoya la anexión de Judea y Samaria. “El Estado de Israel debe enseñar al mundo entero, incluido el gobierno australiano, cómo luchar contra el terrorismo y no rendirse a él”, afirmó.
Rothman mencionó que la comunidad judía australiana le había extendido una “visita de solidaridad” y que la prohibición de entrada le parece incomprensible. “Rendirse al terrorismo conduce a más terrorismo”, declaró. La diputada del Likud, Tali Gotliv, afirmó que “Australia ha sido antisemita desde tiempos inmemoriales” y que el país inventó la idea de que la forma de luchar contra el antisemitismo es tener “un territorio sin judíos”.