Benjamin Netanyahu advirtió la destrucción total de Hamás el sábado por la noche, tras la liberación de tres rehenes israelíes en estado demacrado. El primer ministro definió a la organización como “monstruos” y afirmó que el presidente estadounidense Donald Trump coincidía en que Hamás no debe continuar en el poder en Gaza. Netanyahu prometió eliminar al grupo terrorista y asegurar el retorno de todos los cautivos restantes.
Los ministros del gobierno expresaron horror al ver a los rehenes frágiles y desnutridos, comparándolos con sobrevivientes del Holocausto. Exigieron la eliminación del grupo islamista. La oposición también condenó el estado crítico de los rehenes y demandó una liberación urgente de los demás, subrayando que su condición agravaba su sufrimiento.
Los tres rehenes liberados —Eli Sharabi (52 años), Or Levy (34) y Ohad Ben Ami (56)— fueron secuestrados durante el ataque al Kibbutz Be’eri y al festival de música Nova hace 16 meses. Según el Ministerio de Salud, sufren desnutrición severa y una pérdida significativa de peso tras 491 días en cautiverio.
“Una vez más hemos visto lo que son los monstruos de Hamás. Son los mismos monstruos que masacraron a nuestros ciudadanos y abusaron de nuestros prisioneros”, declaró Netanyahu. El primer ministro aseguró que hará lo necesario para recuperar a los rehenes restantes, ordenando al equipo negociador israelí que garantice su seguridad.
Desde Washington, donde extendió su estancia, Netanyahu reiteró: “El presidente Trump está completamente de acuerdo: eliminaremos a Hamás y devolveremos a nuestros cautivos”. La prolongación de su viaje generó críticas por parte de los familiares de los rehenes.
Ministros israelíes condenan a Hamás y exigen su erradicación
El ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Sa’ar, criticó a la comunidad internacional por acusar a Israel de causar hambre en Gaza durante la guerra. Aseguró que los combatientes de Hamás y los civiles palestinos “lucen excelentes”, mientras que los rehenes israelíes liberados aparecieron demacrados y débiles.

“Durante más de un año, la comunidad internacional ha difundido la falsa narrativa de una hambruna en Gaza, pero las imágenes no mienten”, afirmó Sa’ar. Señaló que los palestinos y los terroristas de Hamás se ven en buen estado, mientras que los cautivos israelíes presentan signos evidentes de desnutrición, comparándolos con sobrevivientes del Holocausto. Además, acusó a Hamás de “crímenes contra la humanidad”.
El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, expresó una postura similar y declaró: “Nunca olvidaremos el mal que están cometiendo los nazis en Gaza”. A pesar de calificar a Hamás de “nazi”, más tarde aclaró que las comparaciones con el Holocausto podrían banalizar ese genocidio. Smotrich, quien votó contra el acuerdo de liberación de rehenes, sostuvo que “ese mal debe ser erradicado de la faz de la tierra”.
Itamar Ben Gvir, exministro de Seguridad Nacional, calificó la situación de los rehenes como “el Holocausto” y reiteró su política de “inmigración voluntaria” para que los palestinos abandonen Gaza. “¡No tenemos tiempo!”, exclamó.
El líder opositor Yair Lapid describió las condiciones de los rehenes como “escenas difíciles”, urgió la liberación inmediata de los restantes y criticó a Netanyahu. “¿Te enteraste recién del estado de los rehenes? ¿No lo sabías antes? Porque los informes de inteligencia con esa información estaban en tu mesa desde hace meses”, denunció Lapid, cuestionando la reciente promesa del primer ministro de tomar medidas.
Gantz urge a Netanyahu acelerar liberación de rehenes

Benny Gantz, líder del partido Unidad Nacional, calificó el estado de los tres rehenes liberados como una “prueba dolorosa” de que el tiempo se agota para los cautivos restantes. Gantz, cuyo testimonio familiar incluye a su madre sobreviviente del campo de concentración de Bergen-Belsen, comparó la condición de los rehenes con la de los sobrevivientes del Holocausto.
“Desde el primer acuerdo, hemos perdido a decenas de rehenes que estaban vivos. No podemos permitirnos perder ni uno más”, declaró. Sin embargo, destacó que la situación actual es diferente a la del Holocausto, destacando la fortaleza del Estado israelí. “Sabremos asumir los costos, mantener la seguridad de Israel y ajustar cuentas con Hamás”, aseguró.
Gantz pidió a Netanyahu actuar sin demora y liderar personalmente la segunda fase del acuerdo con Hamás para garantizar la liberación de todos los rehenes. Aunque se esperaba que las negociaciones avanzaran desde el 3 de febrero, el primer ministro no había enviado a sus negociadores. Solo el sábado envió un equipo, pero sin autorización para discutir los términos de la siguiente etapa del acuerdo.
Altos funcionarios critican a Netanyahu por manejo de los rehenes

Altos funcionarios del sector de defensa, citados por medios hebreos, expresaron su indignación ante las declaraciones de Benjamin Netanyahu sobre el estado crítico de los rehenes liberados. “¿Qué esperaba?”, cuestionó una fuente en declaraciones a Channel 12. “El primer ministro conoce los informes de inteligencia y las evaluaciones médicas.
Cuanto más se demore, más difícil será liberar a los cautivos. Sus comentarios buscan solo apaciguar a su base política, porque las imágenes de los rehenes lo perjudican políticamente, pero no hay contenido real en sus palabras”, añadió.
Una fuente cercana a Netanyahu respondió que Israel no sabía que Hamás estaba deliberadamente matando de hambre a los rehenes. Paralelamente, una fuente de alto rango reveló que la delegación enviada por Netanyahu a Qatar para las negociaciones no cuenta con un mandato efectivo.
Según esta fuente, el enviado estadounidense Steve Witkoff solicitó el envío de la delegación, y Netanyahu accedió para evitar que Hamás use la falta de diálogo como pretexto para romper el acuerdo. No obstante, destacó que “debido al estado de los cautivos, cada segundo es crucial”.
Desde hace meses, figuras influyentes del sector de defensa han criticado a Netanyahu por obstaculizar los esfuerzos de liberación. Señalan que teme perder el respaldo de los sectores en su coalición, lo que podría provocar la caída de su gobierno.