Tras los violentos altercados en Tel Aviv, el primer ministro Benjamin Netanyahu busca respuestas y acciones a seguir.
Reacción del gobierno israelí ante los disturbios
El primer ministro Benjamin Netanyahu planea reunir a un equipo ministerial este domingo con el fin de abordar los recientes disturbios en Tel Aviv, protagonizados por solicitantes de asilo eritreos.
La Oficina del primer ministro hizo alusión a los participantes en los disturbios como “residentes ilegales” y sugirió que se están considerando diversas medidas, incluida la deportación.
Las manifestaciones de solicitantes de asilo en contra del régimen de Eritrea en Tel Aviv escaló a niveles violentos, ocasionando numerosos heridos tanto entre los protestantes como las fuerzas del orden.
Balance de heridos tras las protestas
Según fuentes de la Policía de Israel y hospitales locales, el saldo total de heridos asciende a 160. De ellos, ocho se encuentran en estado grave, 13 en estado moderado y el resto presenta heridas de menor gravedad.
Casi 50 agentes policiales resultaron heridos en medio de los enfrentamientos, principalmente por el lanzamiento de piedras.
Los centros médicos de la región, incluidos Sheba, Shamir, Wolfson, Beilinson, Sourasky y Sharon, recibieron a las víctimas de estos altercados, con varios de los heridos en estados críticos.
Actuación de la policía y detenciones
La Policía de Israel continuó sus operativos en zonas afectadas por los disturbios. En un comunicado, instaron al público a mantenerse alejado de las áreas de conflicto para permitir que la policía realice sus funciones adecuadamente.
Como resultado de los enfrentamientos, 39 manifestantes fueron arrestados bajo acusaciones de agresión a la policía, particularmente por lanzamiento de piedras. Según informes oficiales, las calles del sur de Tel Aviv han sido estabilizadas tras los disturbios.
Las protestas, que se originaron en el norte de Tel Aviv, se extendieron a los barrios del sur durante la tarde.
Protestas contra acto cultural eritreo
Los manifestantes eritreos se congregaron en protesta contra un evento cultural organizado por la embajada de Eritrea. Este acto tuvo lugar en un local de la calle Yad Harutzim, que fue gravemente vandalizado e incluso incendiado.
Ante la intensificación de los disturbios, la policía se vio obligada a utilizar granadas aturdidoras para dispersar a la multitud.
Se ha informado que los manifestantes intentaron comunicarse con las autoridades policiales semanas antes del evento con la esperanza de prevenir los violentos enfrentamientos que finalmente tuvieron lugar.