Tras una carta pública dirigida al primer ministro, Kobi e Idit Ohel lograron hablar por teléfono con Benjamin Netanyahu para abordar el grave estado de su hijo, el rehén Alon Ohel. La solicitud surgió luego del testimonio de Or Levy, que reveló que Alon está “al borde de la ceguera” por una grave lesión ocular y tiene metralla incrustada en todo el cuerpo.
Kobi Ohel expresó que la llamada con Netanyahu les dio la sensación de haber sido escuchados. Según dijo, el primer ministro comprende la gravedad del caso y la necesidad urgente de rescatar a Alon. Más allá de ese reconocimiento, evitó revelar detalles del contenido de la conversación, que definió como personal. También indicó que están abiertos a dialogar con cualquier persona que pueda ayudar. Ya se reunieron con el negociador jefe, Ron Dermer, y no descartan más encuentros.
Desde el 7 de octubre, Alon sufre una lesión en el ojo derecho que, de no tratarse, podría extenderse al izquierdo y poner en riesgo su vida. Según Kobi, los médicos consultados consideran que aún es posible atenderlo si se actúa de inmediato. Denunció además que su hijo está encadenado, en condiciones de inanición y expuesto a infecciones graves. Desde el fin del primer acuerdo en diciembre de 2023, permanece en la clandestinidad.
Al observar el estado de otros rehenes liberados, el padre teme que su hijo no logre recuperarse. Aun así, algunos de los que regresaron transmitieron noticias esperanzadoras sobre Alon: recuerdan fechas, conocen a su familia y mencionaron actividades que él disfruta, lo que permite albergar expectativas sobre una rehabilitación difícil pero viable.
Kobi también hizo un llamado a la conciencia pública. Aunque muchos expresan apoyo, percibe que la sociedad empieza a acostumbrarse. La cercanía de la Pascua y el regreso de la vida cotidiana contrastan con la situación de Alon, que sigue cautivo. Dejó de hacer planes, sigue viviendo el 7 de octubre y centra todos sus esfuerzos en rescatar a su hijo.
La familia cree que Alon enfrenta un estado crítico y que está perdiendo la vista. Su padre lo describió como un joven lleno de sueños, secuestrado en medio de una celebración. Hoy sigue atrapado en Gaza, mientras su familia grita por su liberación. Kobi pidió a los padres israelíes que se pongan en su lugar y comprendan la magnitud del sufrimiento que viven.