El primer ministro y su gabinete desestiman como “absurdas” y “sin fundamento jurídico, causa válida ni base fáctica” las solicitudes presentadas contra la destitución de Ronen Bar, jefe del Shin Bet, en su contestación ante el Tribunal Superior de Justicia.
La representación legal de los acusados queda en manos del abogado Zion Amir, quien actúa de manera independiente tras la oposición del fiscal general a la destitución.
Desde la defensa, Amir plantea que estas solicitudes intentan arrebatar al gobierno de Israel —y por ende a sus ciudadanos— su facultad esencial para garantizar la seguridad nacional, al tratarse de decisiones que corresponden exclusivamente al poder ejecutivo.
En su argumentación, Amir afirma que los demandantes no pretenden procedimientos administrativos adecuados, sino revertir decisiones legítimas del gobierno para transferir el control al poder judicial, violando la ley de 2002 que otorga al primer ministro y al gabinete la autoridad sobre el nombramiento y cese del jefe del Shin Bet.
Según Amir, las decisiones sobre quién dirige el Shin Bet no deben recaer en el Tribunal, que carece de las herramientas, competencia y responsabilidad inherentes a decisiones que corresponden a representantes electos por la ciudadanía.
Por su parte, los demandantes reconocen la potestad del primer ministro y del gobierno para tomar decisiones sobre la dirección del Shin Bet, pero insisten en que, como toda medida administrativa, debe estar sujeta a revisión judicial.
Señalan que la destitución de Bar respondió a motivos personales y políticos ligados al malestar de Netanyahu con el jefe del Shin Bet, y no a razones profesionales, situación agravada por un posible conflicto de intereses, ya que la agencia investiga a asesores del primer ministro por supuestos vínculos con Qatar.
En una carta enviada el viernes al Tribunal Superior, Bar denunció que Netanyahu le exigió en repetidas ocasiones que declarara ante los jueces del juicio penal que el primer ministro no podía testificar con regularidad por motivos de seguridad.
Bar responsabiliza su negativa a respaldar dicha petición como el origen de la pérdida de confianza por parte de Netanyahu.