Netanyahu ha instruido al Mossad a explorar qué países aceptarían una gran cantidad de palestinos expulsados de Gaza. Aunque algunas naciones han recibido a pocos niños palestinos enfermos para tratamiento médico, ninguna ha aceptado acoger a un grupo numeroso de gazatíes, quienes además no muestran disposición a salir en masa.
Los intentos de Israel por impulsar la expulsión cuentan con el respaldo de figuras clave de la coalición como Smotrich y Ben Gvir. El presidente Donald Trump también ha respaldado esta idea, al proponer inicialmente que Estados Unidos se apodere de Gaza y reubique a sus dos millones de habitantes. Tras la polémica, matizó su propuesta, negando que implique desalojo forzado o limpieza étnica.
Israel asegura que no obligará a los palestinos a marcharse, pero no ha detallado cómo fomentaría una salida voluntaria ni qué pasaría si no se logra. Según Axios, Estados Unidos no está promoviendo activamente este plan, mientras su enviado Steve Witkoff prioriza el restablecimiento del alto el fuego y el acuerdo de rehenes con Hamás.
Para llenar ese vacío, Israel ha iniciado contactos con países africanos en conflicto como Somalia y Sudán del Sur, así como con Indonesia y otros posibles receptores, aunque sin resultados concretos hasta ahora. En informes previos se mencionaron Siria, Sudán y Somalilandia como posibles destinos considerados por Washington y Tel Aviv.
La Autoridad Palestina y el mundo árabe han rechazado enérgicamente esta reubicación. Sostienen que los palestinos deben permanecer en Gaza, y que su traslado solo agravaría el extremismo y la inestabilidad regional.
Tanto Israel como Estados Unidos argumentan que Gaza ya no es habitable tras más de un año de bombardeos contra Hamás, y que sus habitantes merecen la oportunidad de reconstruir sus vidas fuera. Sin embargo, la falta de garantías para que los que salgan puedan regresar ha alimentado sospechas sobre los verdaderos objetivos israelíes.
Trump reveló su plan durante la visita de Netanyahu a la Casa Blanca, cuando aún existía un acuerdo de alto el fuego y liberación de rehenes mediado por Estados Unidos, Qatar y Egipto. Dicho acuerdo marcó el final de quince meses de guerra iniciada el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lideró un ataque masivo desde Gaza que dejó 1.200 muertos y 251 secuestrados, en su mayoría civiles.
La ofensiva israelí destruyó gran parte del enclave, lo que llevó a exigir una rehabilitación completa que incluya el reemplazo de Hamás. Egipto presentó un plan alternativo ante el temor de las naciones árabes por la propuesta de Trump de transformar Gaza en una “Riviera del Medio Oriente”.
El plan egipcio propone un comité de tecnócratas que administre Gaza durante seis meses, antes de devolver el control a la Autoridad Palestina, con los habitantes permaneciendo en el territorio durante el proceso de reconstrucción.