El martes, familiares de los israelíes secuestrados en Gaza abandonaron una reunión con el primer ministro Benjamin Netanyahu, visiblemente molestos. Durante una conferencia de prensa, advirtieron que si no se establecía una fecha límite para la liberación de todos los rehenes, algunos podrían quedar atrás al cumplirse la primera etapa de un acuerdo pactado en varias fases.
Simultáneamente, surgieron informes de que un acuerdo con el grupo terrorista Hamás para liberar a los rehenes, a cambio de un alto el fuego y la liberación de más de mil terroristas palestinos presos, podría concretarse en cuestión de días.
Según estos informes, el acuerdo de tres fases comenzaría con la liberación de 33 rehenes en un plazo de seis semanas. Las fases posteriores implicarían negociaciones con Hamás sobre una “retirada total” de las fuerzas israelíes de Gaza, algo que Netanyahu ha dicho en el pasado que no se llevará a cabo hasta que el grupo terrorista no tenga poder en la región.
Gil Dickmann, cuyo primo Carmel Gat fue asesinado mientras estaba cautivo por Hamás, expresó su preocupación en la conferencia de prensa: “Estamos muy preocupados, ya que 465 días después del 7 de octubre, aún no existe un acuerdo que garantice la liberación de todos los rehenes. No queremos dejar a nadie atrás ni escuchar sobre más rehenes asesinados en cautiverio, como ocurrió con Carmel”.
En un informe de Canal 12, se mencionó que Netanyahu les indicó a los familiares que un acuerdo podría concretarse en “días u horas”, y que esperaban una respuesta positiva de Hamás para comenzar la implementación del mismo de inmediato.
A pesar de la preocupación de las familias sobre la posibilidad de que el acuerdo fracasara después de la primera fase, Netanyahu aseguró que las conversaciones para la segunda fase iniciarían el 16 de enero y que Israel no se retiraría de Gaza hasta que todos los rehenes fueran liberados.
Al ser cuestionado sobre el motivo por el cual Israel esperaría hasta el día 16 para comenzar las negociaciones de la segunda fase, Netanyahu explicó que las conversaciones abarcaban a todos los rehenes, pero el acuerdo se implementaría en etapas debido a que se trataba de un grupo terrorista. Añadió que el objetivo es iniciar con algo para avanzar con el resto. También aseguró que haría todo lo posible para traer de vuelta a todos los rehenes, vivos o muertos.
Otro tema de discusión fue por qué el acuerdo no se había alcanzado antes. Netanyahu respondió que ahora contaban con el apoyo del presidente entrante de Estados Unidos, Donald Trump. Asimismo, mencionó que el acuerdo incluiría un “alto el fuego prolongado” a cambio de todos los rehenes, aunque no contemplaba el fin de la guerra.
Antes de la conferencia de prensa de los familiares, varios de ellos expresaron su oposición al acuerdo, temiendo que no trajera a todos los rehenes de vuelta. Además, señalaron que fueron excluidos de la reunión con Netanyahu, aunque no estaba claro quién había tomado esa decisión. Eli Shtivi, cuyo hijo Idan Shtivi fue asesinado el 7 de octubre, dijo: “Vamos a dejar a 70 rehenes atrás. Me siento abandonado, como todas las familias cuyos seres queridos no regresarán en esta etapa”.
Chaim Haiman, cuyo hija Inbar Haiman también fue asesinada durante el cautiverio, rechazó la representación de los asistentes a la reunión con Netanyahu y afirmó que “no representan a la mayoría de las familias”. Aseguró que algunos rehenes parecían tener más valor que otros.
Por la noche, Netanyahu se reunió con representantes del Foro Gvura, un grupo belicista de familiares de soldados caídos, después de que su encuentro programado para la mañana se retrasara debido a la oposición del foro al acuerdo.
Según el Canal 12, Netanyahu les comentó que Hamás aún no había respondido al acuerdo, y que el alto el fuego sería revisado diariamente, con una respuesta israelí contundente ante cualquier violación. Además, afirmó que la llegada de Trump a la Casa Blanca el 20 de enero cambiaría las reglas del juego.