Reproducción íntegra del mensaje del primer ministro Netanyahu sobre las 3 condiciones de Israel para el día después de la guerra:
Hay que destruir a Hamás, desmilitarizar Gaza y desradicalizar a la sociedad palestina. Estos son los tres requisitos previos para la paz entre Israel y sus vecinos palestinos de Gaza.
En primer lugar, Hamás, un apoderado iraní clave, debe ser destruido. Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania y muchos otros países apoyan la intención de Israel de demoler al grupo terrorista. Para lograr ese objetivo, hay que desmantelar sus capacidades militares y poner fin a su dominio político sobre Gaza. Los líderes de Hamás han prometido repetir la masacre del 7 de octubre “una y otra vez”. Por eso su destrucción es la única respuesta proporcional para evitar que se repitan atrocidades tan horribles. Cualquier otra cosa garantiza más guerra y más derramamiento de sangre.
Al destruir a Hamás, Israel seguirá actuando en pleno cumplimiento del derecho internacional. Esto es especialmente difícil porque una parte integral de la estrategia de Hamás es utilizar a los civiles palestinos como escudos humanos. Hamás coloca su infraestructura terrorista dentro y debajo de viviendas, hospitales, mezquitas, escuelas y otros lugares civiles, poniendo deliberadamente en peligro a la población palestina.
Israel hace todo lo posible por minimizar las víctimas civiles lanzando octavillas, enviando mensajes de texto y utilizando otros medios para advertir a los gazatíes de que se alejen del peligro. Hamás, por el contrario, hace todo lo posible por mantener a los palestinos en peligro, a menudo a punta de pistola.
Culpar injustamente a Israel de estas bajas solo animará a Hamás y a otras organizaciones terroristas de todo el mundo a utilizar escudos humanos. Para que esta estrategia cruel y cínica deje de ser eficaz, la comunidad internacional debe culpar directamente a Hamás de estas bajas. Debe reconocer que Israel está librando la mayor batalla de la guerra civilizada contra la barbarie.
En segundo lugar, Gaza debe desmilitarizarse. Israel debe asegurarse de que el territorio no vuelva a utilizarse como base para atacarle. Entre otras cosas, esto requerirá establecer una zona de seguridad temporal en el perímetro de Gaza y un mecanismo de inspección en la frontera entre Gaza y Egipto que satisfaga las necesidades de seguridad de Israel e impida el contrabando de armas al territorio.
La expectativa de que la Autoridad Palestina desmilitarice Gaza es una quimera. Actualmente, financia y glorifica el terrorismo en Judea y Samaria y educa a los niños palestinos para que busquen la destrucción de Israel. No es sorprendente que no haya demostrado ni la capacidad ni la voluntad de desmilitarizar Gaza. No lo hizo antes de que Hamás lo expulsara del territorio en 2007, y tampoco lo ha hecho en los territorios que hoy están bajo su control. En el futuro inmediato, Israel tendrá que conservar la responsabilidad primordial de la seguridad en Gaza.
En tercer lugar, habrá que desradicalizar Gaza. Las escuelas deben enseñar a los niños a apreciar la vida en lugar de la muerte, y los imanes deben dejar de predicar a favor del asesinato de judíos. La sociedad civil palestina debe transformarse para que su población apoye la lucha contra el terrorismo en lugar de financiarlo.
Para ello se necesitará un liderazgo valiente y moral. El líder de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ni siquiera se atreve a condenar las atrocidades del 7 de octubre. Varios de sus ministros niegan que se produjeran los asesinatos y violaciones o acusan a Israel de perpetrar estos horribles crímenes contra su propio pueblo. Otro amenazó con perpetrar un atentado similar en Judea y Samaria.
La desradicalización tuvo éxito en Alemania y Japón tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Hoy, ambas naciones son grandes aliados de Estados Unidos y promueven la paz, la estabilidad y la prosperidad en Europa y Asia.
Más recientemente, desde los atentados del 11-S, líderes árabes visionarios del Golfo han encabezado los esfuerzos para desradicalizar sus sociedades y transformar sus países. Desde entonces, Israel ha forjado los históricos Acuerdos de Abraham y hoy disfruta de acuerdos de paz con seis Estados árabes. Una transformación cultural semejante solo será posible en Gaza entre palestinos que no busquen la destrucción de Israel.
Una vez que Hamás sea destruida, Gaza desmilitarizada y la sociedad palestina inicie un proceso de desradicalización, Gaza podrá reconstruirse y las perspectivas de una paz más amplia en Oriente Próximo se harán realidad.
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