Dirigentes del Likud exigen al primer ministro Benjamin Netanyahu que cancele la designación del general retirado Eli Sharvit como jefe del Shin Bet. Las críticas se centran en sus posturas públicas tras dejar la Armada y su participación en las protestas de Kaplan contra la reforma judicial.
El ministro Amichai Eliyahu, del Sionismo Religioso, cuestionó el perfil de Sharvit al señalar que sustituir a una figura con visión “kaplanista” por otra con la misma perspectiva solo perpetúa el problema.
Tali Gottlieb, diputada de la Knéset, expresó su indignación y preguntó a Netanyahu quién influye en sus decisiones. Recordó que Sharvit estuvo presente en las protestas y acusó a ciertos sectores de falta de pensamiento independiente.
Moshe Saada, también legislador del Likud, sostuvo que el nombramiento representa la continuidad de una línea ideológica equivocada. Propuso designar a alguien con una visión nacionalista clara, libre de vínculos con lo que llamó el “estado profundo”.
Además, criticó a Sharvit por apoyar el acuerdo de gas con Hezbolá, al que Netanyahu se opuso, lo que, según él, demuestra un enfoque erróneo e incompatible con el actual gobierno.
Saada concluyó que ningún participante en protestas contra el gobierno debería ocupar cargos públicos bajo una administración derechista. Subrayó que se necesitan nombramientos firmes, con principios y orientación nacional clara, para evitar errores del pasado.