El Gabinete de Seguridad aprobó hoy (jueves) la decisión de permitir visitas humanitarias a los terroristas encarcelados de la Fuerza Nukhba, responsables de la masacre en el sur de Israel el 7 de octubre.
La decisión se adoptó a pesar de que los rehenes israelíes secuestrados el mismo día no han recibido ninguna visita humanitaria en más de 200 días desde el incidente.
Los terroristas recibirán la visita de dos observadores internacionales y un juez israelí, quienes informarán sobre la situación de los detenidos.
La medida fue tomada a petición del gobierno británico, que exigió que sus representantes pudieran visitar a los terroristas para asegurar el mantenimiento de condiciones humanitarias adecuadas.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, se opuso firmemente a esta decisión. Presentó varios argumentos contra la medida a Netanyahu, señalando que “es una táctica diseñada para debilitarnos en las negociaciones y que la situación de los prisioneros solo sirve para presionar a Hamás”. Además, mencionó que “los secuestrados israelíes no han recibido ninguna visita similar de ninguna entidad internacional mientras están en cautiverio de Hamás”.
Ben-Gvir también criticó la posición del Reino Unido, argumentando que “no han comprendido que su mandato ha terminado y que el Libro Blanco ya no está vigente”. Subrayó que el Servicio Penitenciario de Israel posee un sistema de inspección profesional e independiente, y que la demanda de una visita de inspección constituye una violación de la soberanía nacional. Afirmó que ningún país soberano aceptaría tal imposición.
Concluyó que Israel debería exigir reciprocidad en estas situaciones: si un representante internacional visita a los secuestrados en Gaza, entonces Israel debería permitir una visita idéntica a los terroristas encarcelados por su participación en la masacre.