El suburbio de Hadath, en el sur de Beirut, quedó sumido en el caos luego de que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) exigieran evacuar un edificio vinculado a Hezbolá. Centenares de residentes escaparon con desesperación en coches y a pie tras recibir la advertencia. El sonido de disparos resonó en la zona, considerada bastión del grupo chiita, lo que fue interpretado por testigos como una señal para abandonar de inmediato el área.
El primer ministro libanés, Nawaf Salam, ordenó al ejército identificar y capturar a los responsables del lanzamiento de cohetes hacia Israel. Tras el ataque, las FDI respondieron bombardeando un edificio en Beirut, algo que no ocurría desde noviembre. Salam conversó con el jefe del ejército y exigió acciones urgentes para esclarecer el incidente, calificando los disparos de “irresponsables” y una amenaza directa a la estabilidad del país.
El sistema de defensa aérea israelí interceptó uno de los dos cohetes lanzados desde Líbano, mientras el otro cayó dentro del mismo territorio libanés. La alarma antiaérea se activó en diversas localidades israelíes, pero no se reportaron víctimas ni daños. Este ataque se suma al ocurrido el 22 de marzo, cuando tres cohetes impactaron en Metula, hecho que provocó una serie de ataques aéreos israelíes contra la región de Nabatieh.
Las zonas de Qaaqaait al-Jisr y Khiam también fueron blanco de los bombardeos, según informó el canal libanés Al-Manar. El ejército israelí anunció que revelará más detalles al concluir sus operaciones. En una publicación en X, el portavoz militar Avichay Adraee difundió un mapa con la ubicación exacta del edificio objetivo e instó a la población civil a evacuar en un radio de 300 metros.
Desde noviembre de 2024, Israel no había emitido una advertencia pública de ataque en Beirut. La última vez coincidió con el inicio del alto el fuego negociado por Estados Unidos y Francia. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, responsabilizó directamente al gobierno libanés del ataque y advirtió que la suerte de Kiryat Shmona será la misma que la de Beirut si continúa la escalada.
Una fuente de alto nivel de Hezbolá, citada por Al-Mayadeen, negó cualquier implicación del grupo en el ataque del 28 de marzo y lo calificó como una maniobra para legitimar represalias israelíes. Los enfrentamientos entre ambas partes se intensificaron tras el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, en el que murieron 1,200 personas en el sur de Israel. Al día siguiente, Hezbolá se sumó a la ofensiva con cohetes lanzados desde el sur del Líbano.
La guerra ha provocado el desplazamiento de más de 60,000 israelíes y 1.2 millones de libaneses, según cifras de la ONU. A lo largo de la frontera se han multiplicado los combates, que incluyen bombardeos y contraofensivas. Durante la “Operación Bípers”, en septiembre de 2024, Israel destruyó sistemas de comunicación de Hezbolá y causó numerosas bajas, incluyendo altos mandos.
Desde el inicio de la guerra en octubre de 2023, las FDI calculan que han muerto 3,800 combatientes de Hezbolá, de los cuales 2,672 cayeron durante la invasión terrestre iniciada el 1 de octubre de 2024. El alto el fuego de 60 días firmado en noviembre, con mediación de EE. UU. y Francia, estipuló el retiro de Hezbolá al norte del río Litani y la salida de tropas israelíes del sur libanés.
Un contingente de 5,000 soldados libaneses y tropas de la ONU fue desplegado para resguardar la zona, aunque Israel mantuvo el control de cinco colinas estratégicas tras vencer el plazo, argumentando que Líbano no cumplió con el desarme de Hezbolá.