El sábado, Hezbolá lanzó aproximadamente 55 cohetes contra un kibutz ubicado en el norte de Israel, como represalia por un ataque aéreo israelí realizado durante la noche anterior, el cual dejó un saldo de al menos 10 personas muertas y cinco heridas. Según informaron las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el ataque tenía como objetivo un depósito de armas perteneciente al grupo terrorista.
En un incidente relacionado ocurrido también el sábado, dos soldados de las FDI resultaron heridos tras un ataque con un dron explosivo en una posición militar cercana a la comunidad de Misgav Am, en el norte de Israel. Uno de los soldados se encuentra en estado grave, mientras que el otro sufrió heridas leves. Hezbolá se atribuyó este ataque, afirmando que había lanzado dos drones contra Israel.
El ataque de Hezbolá tuvo como blanco el kibutz Ayelet HaShahar, situado a unos 10 kilómetros de la frontera con Líbano, el cual no forma parte de las decenas de localidades que han sido evacuadas.
A pesar de no haberse reportado heridos, los cohetes provocaron incendios en al menos 10 puntos diferentes de la Alta Galilea. El Servicio de Bomberos y Rescate informó que estaba trabajando para extinguir los incendios en los campos y otras áreas abiertas cerca de Mishmar HaYarden, Ayelet HaShahar y Mahanayim.
Durante el ataque con cohetes, se observaron varias intercepciones exitosas del sistema de defensa Cúpula de Hierro.
Hezbolá afirmó que el ataque fue en respuesta al bombardeo israelí cerca de Nabatieh, en el que, según el Ministerio de Salud del Líbano, murieron al menos 10 personas y otras cinco resultaron heridas. El ministerio señaló que todas las víctimas eran ciudadanos sirios, incluyendo a una mujer y sus dos hijos. Entre los heridos, dos se encuentran en estado crítico. Hezbolá aseguró que todos los muertos eran civiles.
El ataque en Wadi al-Kfour, dentro de la provincia de Nabatieh, fue uno de los más letales en el Líbano desde que Hezbolá comenzó sus ataques el 8 de octubre, un día después de que Hamás atacara el sur de Israel, desencadenando las respuestas israelíes.
Mohammad Shoaib, responsable de un matadero en Wadi al-Kfour, describió el área atacada como una “zona industrial y civil” con fábricas de ladrillos, metal, aluminio y una granja lechera.
Hussein Shahoud, tío de tres de las víctimas, señaló que las personas fallecidas trabajaban en una de las fábricas y que estaban en sus viviendas cuando fueron atacadas, negando la presencia de armas en el lugar. “No había nada parecido”, aseguró. “Solo había metal para la construcción, para edificaciones, para todo tipo de propósitos”.
Las FDI confirmaron el ataque aéreo cerca de Nabatieh, señalando que el objetivo era un depósito de armas de Hezbolá. Además, informaron que aviones de combate atacaron edificios utilizados por Hezbolá en Hanine y Maroun al-Ras, también en el sur del Líbano.
Después del ataque en Nabatieh, el Consejo Regional de la Alta Galilea ordenó a los residentes de las comunidades cercanas a la frontera con Líbano que restringieran sus movimientos y permanecieran cerca de refugios antiaéreos.
Estas instrucciones fueron dirigidas a los residentes de Hulata, Yesud HaMa’ala, Sde Eliezer, Ayelet HaShahar, Gadot, Mishmar HaYarden y Mahanayim, quienes aún no habían sido evacuados. Poco después, Hezbolá lanzó su andanada de cohetes contra la zona.
El ataque en Nabatieh ocurrió tras la interrupción de las negociaciones en Doha para un acuerdo de alto el fuego y la liberación de rehenes entre Israel y Hamás, las cuales se retomarán la próxima semana.
Desde el 8 de octubre, fuerzas lideradas por Hezbolá han atacado casi a diario comunidades israelíes y puestos militares a lo largo de la frontera, justificando sus acciones como un apoyo a Gaza en medio de la guerra en curso.
La tensión en la región ha escalado en las últimas semanas, especialmente después de un ataque con cohetes de Hezbolá el mes pasado que mató a 12 niños y adolescentes en los Altos del Golán. En respuesta, Israel asesinó al principal comandante de Hezbolá, Fuad Shukr, en los suburbios de Beirut el 30 de julio.
Hezbolá ha prometido vengar la muerte de Shukr, así como la de Ismail Haniyeh, líder del politburó de Hamás, quien fue asesinado en Teherán pocas horas después de Shukr, generando temores de una escalada hacia una guerra total.