La agencia de noticias libanesa NNA informó el 27 de septiembre que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han comenzado a instalar ametralladoras pesadas capaces de disparar granadas de 40 mm de diámetro en la frontera de Israel con Líbano.
Según fuentes libanesas, las FDI colocaron esas ametralladoras en la zona de la granja de Sheba’a, la zona de Hermón y la aldea de al-Jawarish al-Ghajar, en la frontera central con el Líbano meridional.
Según el sitio web de Debka, se trata de ametralladoras Ra’am fabricadas por la industria militar estadounidense. La ametralladora está equipada con un telémetro láser, que le permite alcanzar el objetivo con un solo disparo.
El despliegue de estas ametralladoras se da en medio de una campaña israelí para frenar la amenaza que representa el aliado de Irán, el grupo terrorista libanés Hezbolá, y el despliegue de tropas iraníes más allá de las fronteras de Israel.
Israel ha confiado en la vigilancia de alta tecnología para rastrear lo que sus funcionarios dicen que son los esfuerzos de Hezbolá para fabricar misiles guiados con precisión y construir túneles con dirección hacia el norte de Israel.
La campaña también incluye operaciones psicológicas. Hace un mes, Israel organizó la evacuación de un soldado aparentemente herido para engañar a Hezbolá y que reclamara las bajas israelíes tras su ataque a Avivim. El ataque dejó dos cráteres circulares y una gran mancha de hierba carbonizada.
En las cercanas granjas de Shebaa, una pequeña franja de tierra en disputa controlada por Israel que limita con el Líbano y los Altos del Golán controlados por Israel, los combatientes se han acostumbrado a intercambiar disparos. La zona de aproximadamente 10 millas cuadradas está rodeada de redes de misiles y equipo de interferencia, entre otras defensas destinadas a interceptar los disparos procedentes de Hezbolá.
En otras partes de la frontera entre el Líbano e Israel, el Estado judío utiliza drones y otros medios de vigilancia y recopilación de información para vigilar las actividades de Hezbolá. Se han colocado maniquíes en jeeps para engañar a Hezbolá sobre el lugar donde están estacionadas las fuerzas israelíes.
Incluso antes del estallido de la semana pasada, las hostilidades eran altas. El presidente libanés Michel Aoun calificó un ataque con drones a finales de agosto en un suburbio de Beirut como el equivalente a una declaración de guerra que “nos permite recurrir a nuestro derecho a defender nuestra soberanía”. Hizo un llamamiento a Estados Unidos y Francia para que intervinieran a fin de calmar la situación.
El líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, se ha comprometido anteriormente a atacar vehículos militares israelíes en su próximo ataque.
Funcionarios y ex funcionarios israelíes reconocen que la campaña de Israel está agravando las tensiones. Pero dicen que el escenario alternativo es inaceptable: permitir que un enemigo obtenga tecnología de misiles que podría abrumar las defensas de Israel y permitir ataques furtivos.